viernes, 29 de abril de 2011
El gato y su mariposa
El gato y su mariposaEnviado por LunaBruna el Sáb, 22/08/2009 - 22:48.
Amigos, aunque sé que estáis dedicados a temas de verdad, yo sigo a lo mío y ahora que ando inspirada voy a darle un empujoncillo a ese asunto gatuno que tengo entre manos antes de que de me invada la molicie y lo deje de nuevo en el cajón, durmiendo un año más.
***
Pues bien, os cuento que a los gatos les encantan las flores, y viene al caso que lo diga porque si hay un animal en el mundo capaz de desconcertar de verdad a un gato, es la mariposa. Y eso es así porque las mariposas son de sí desconcertantes y, además, el gato no llega a entender cómo es posible que vuele una flor.
Recuerdo que leí un cuento sobre eso y pienso que será más cómodo recurrir a él que redactar por mi cuenta este artículo, así que vamos allá.
MARIPOSA
Eduardo Pérsico. Cerca del fuego azul. Cuentos.
Llegó setiembre y la primavera ya vistió al ciruelo de mi vecino con florcitas colorinches.
Y ni bien una mariposa sobrevoló a mi gato Fidel, recordé que el dibujo en cada ala de mariposa es un código a perpetuar en su especie, un signo irrepetible. El diseño suele ser igual a primera mirada, pero un rasgo de ala que difiere, desvío imperceptible o la más tenue decoloración, transmite los datos del "insecto lepidóptero"; y yo le preguntaría ahora a los entomólogos si es de gente seria nombrar así a una mariposa, que aunque no pese un gramo, comprende de un vistazo el recóndito rasgo de su especie y vuela a comunicar esa herencia mariposera por el planeta entero. Entonces gato Fidel, no litigues el dominio del patio con las mariposas; esa impecable armonía de los dioses que ningún bicho humano puede modificar; y entendé que ellas son imbatibles por esconder una celulita misteriosa nadie sabe dónde, y participan del plan burlón y gigantesco a soplo vital y ala diminuta.
Con un vuelo fortuito la mariposa desorienta de nuevo a Fidel, y supongo que a los gatos los perjudicó el desmesurado homenaje gatuno que se les ha rendido. Para Charles Baudelaire los gatos eran bellos porque sugerían lujo y voluptuosidad; Víctor Hugo aseguró que Dios creó al gato para dar al hombre la dicha de acariciar un tigre; y yo mismo, ahora, le ruego a Fidel que baje de la pared y no se humille ante una invicta mariposa.
Imágenes anteriores:
Primera: El gato entre las flores de Kakizaki Hakyo, pintor japonés del período Edo, 1764-1826
Segunda: Oleo de John Woodhouse Audubon (1812-1862). Gato acechando a una mariposa.
Tercera: detalle de una pintura erótica japonesa de Utagawa Kunisada (1786 - 1865) titulada ‘Gato jugando’, 1827
FIN
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