El peor pecado para con nuestras criaturas amigas, no es el odiarlas,
sino ser indiferentes con ellas, esa es la esencia de la inhumanidad.
viernes, 29 de abril de 2011
EL GATO Y LA FILOSOFIA
DE HISTORIA Y FILOSOFÍA GATUNA
“He estudiado a una gran cantidad de filósofos y a una gran cantidad de gatos. La sabiduría de los gatos es infinitamente superior”. Esta frase, desparramada a lo largo y ancho de la Web en cada página dedicada a las mascotas, y atribuida al escritor francés Hippolyte Taine encierra para nosotros, amantes de los gatos, y amigos de algunos filósofos que aman a los gatos, un enigma que, al observar a nuestras propias mascotas, se hace presente cada día: ¿Qué encierran los gatos en esa misteriosa, poderosa, cabecita?
Ya decía Leonardo Da Vinci que el más pequeño de los felinos puede considerarse una obra maestra. Pero la admiración del hombre hacia los gatos es mucho más antigua.
En alguna Historia de los Gatos (¿o ustedes creían que era el Hombre el único propietario de la Historia?), leemos que los antiguos egipcios los veneraban como dioses, los griegos se los robaban a los egipcios para comercializarlos internacionalmente ( ¿negocio al que podríamos llamar cat’s trading?), en tanto los romanos los erigieron como símbolo de libertad. Hasta que debido al surgimiento del Cristianismo sus gatunas veleidades de deidades hubieron ser dejadas de lado, y los felinos no tuvieron más remedio que salir a trabajar, siendo requeridos para controlar las plagas de roedores que invadían a todas las ciudades por aquellos tiempos En la Edad Media, los gatos comienzan a ser parte de una gran multinacional, y a desplegar sus encantos por todo el mundo.
La Historia de los hebreos cuenta que el gran Maimónides tuvo una vez una contienda con un grupo de filósofos que habían elegido un conjunto de gatos para entrenarlos y lograr que sus actos fueran semejantes a los de los seres humanos. Los filósofos llamaron a Maimónides para hacer una demostración de sus logros con los gatos: lo invitaron a cenar, en una mesa encabezada por el sultán servida por...los gatos, que muy orondos, salieron de la cocina llevando los platos que contenian sopa caliente. Ante la sorpresa general, Maimónides seguía imperturbable, pero tan pronto como los gatos se acercaron a la mesa con los platos, el sabio abrió una pequeña cartera y de ella salió un ínfimo ratoncito. En ese momento, los gatos tiraron los platos, la sopa caliente se derramó por la mesa de los invitados, y los felinos, olvidando su buena educación, salieron detrás del ratón. De un modo tan simple, Maimónides había dado una lección sobre la esencia: se podía, triunfar en un entrenamiento superficial de los gatos, pero su esencia no puede cambiar: un gato es un gato y, siempre lo será.
(*)Fuente: Alejandro Piscitelli
“He estudiado a una gran cantidad de filósofos y a una gran cantidad de gatos. La sabiduría de los gatos es infinitamente superior”. Esta frase, desparramada a lo largo y ancho de la Web en cada página dedicada a las mascotas, y atribuida al escritor francés Hippolyte Taine encierra para nosotros, amantes de los gatos, y amigos de algunos filósofos que aman a los gatos, un enigma que, al observar a nuestras propias mascotas, se hace presente cada día: ¿Qué encierran los gatos en esa misteriosa, poderosa, cabecita?
Ya decía Leonardo Da Vinci que el más pequeño de los felinos puede considerarse una obra maestra. Pero la admiración del hombre hacia los gatos es mucho más antigua.
En alguna Historia de los Gatos (¿o ustedes creían que era el Hombre el único propietario de la Historia?), leemos que los antiguos egipcios los veneraban como dioses, los griegos se los robaban a los egipcios para comercializarlos internacionalmente ( ¿negocio al que podríamos llamar cat’s trading?), en tanto los romanos los erigieron como símbolo de libertad. Hasta que debido al surgimiento del Cristianismo sus gatunas veleidades de deidades hubieron ser dejadas de lado, y los felinos no tuvieron más remedio que salir a trabajar, siendo requeridos para controlar las plagas de roedores que invadían a todas las ciudades por aquellos tiempos En la Edad Media, los gatos comienzan a ser parte de una gran multinacional, y a desplegar sus encantos por todo el mundo.
La Historia de los hebreos cuenta que el gran Maimónides tuvo una vez una contienda con un grupo de filósofos que habían elegido un conjunto de gatos para entrenarlos y lograr que sus actos fueran semejantes a los de los seres humanos. Los filósofos llamaron a Maimónides para hacer una demostración de sus logros con los gatos: lo invitaron a cenar, en una mesa encabezada por el sultán servida por...los gatos, que muy orondos, salieron de la cocina llevando los platos que contenian sopa caliente. Ante la sorpresa general, Maimónides seguía imperturbable, pero tan pronto como los gatos se acercaron a la mesa con los platos, el sabio abrió una pequeña cartera y de ella salió un ínfimo ratoncito. En ese momento, los gatos tiraron los platos, la sopa caliente se derramó por la mesa de los invitados, y los felinos, olvidando su buena educación, salieron detrás del ratón. De un modo tan simple, Maimónides había dado una lección sobre la esencia: se podía, triunfar en un entrenamiento superficial de los gatos, pero su esencia no puede cambiar: un gato es un gato y, siempre lo será.
(*)Fuente: Alejandro Piscitelli
LEYENDAS ARABES DE GATOS
Cuenta una leyenda, que la gata favorita de Mahoma, Muezza, estaba profundamente dormida sobre la túnica del profeta, cuando alguien le llamó. Entonces, para no interrumpir el descanso de su animal favorito, cortó su túnica y abandonó la habitación muy despacio, con extremo cuidado y volviendo la vista hacia atrás enternecido.
Los turcos describen la curiosa variedad de gatos blancos con ojos dispares como "regalos de Alá" o "tocados por Alá". Quizá porque algunos gatitos blancos nacen con marcas de color en su cabeza, las llamadas "marcas de Alá". O tal vez porque Muezza, la gata idolatrada por Mahoma de la que ya hablamos, era un ejemplar blanco de ojos dispares…
Otro mito habla de los llamados "gatos de los deseos": si alguien tiene un deseo muy fuerte, para que se cumpla debe colocar un gato en su regazo y susurrar en el oído del animal su petición. Después le ofrecerá abundantes golosinas, y si al gato le gustan, el deseo se cumplirá. Pero esto sólo ocurre si es realmente un "gato de los deseos". Aunque nadie sabe de su existencia con seguridad, porque trae mala suerte si alguien cuenta que gracias a su gato su deseo se ha hecho realidad…
Según una superstición del pueblo turco, su líder Mustafa Kemal Atatürk (fundador de la República de Turquía) renacerá algún día y se reencarnará en un Angora Turco blanco con un ojo verde y otro ámbar. Es por esto que los gatos con ojos dispares son reverenciados en Turquía y reciben el nombre de Ankara kedi.
La relación del Islam con los gatos es muy curiosa: un devoto de Mahoma debe respetar y cuidar a todas las criaturas de Alá. Debe alimentarlas, pero no permitirles que compartan su mismo espacio vital. Por esta razón, los mercaderes turcos, especialemente los vendedores de alfombras, tienen a sus Angoras Turcos en sus tiendas y almacenes.
De esta forma, este grupo social relativamente adinerado ha conseguido preservar esta raza y ayudarles a reproducirse sin contradecir sus creencias y sin tener problemas existenciales. Y por ello, el Angora Turco es también un símbolo de cierto "status" social y se considera que, si alguien te lo regala, te concede un gran honor.
Los turcos describen la curiosa variedad de gatos blancos con ojos dispares como "regalos de Alá" o "tocados por Alá". Quizá porque algunos gatitos blancos nacen con marcas de color en su cabeza, las llamadas "marcas de Alá". O tal vez porque Muezza, la gata idolatrada por Mahoma de la que ya hablamos, era un ejemplar blanco de ojos dispares…
Otro mito habla de los llamados "gatos de los deseos": si alguien tiene un deseo muy fuerte, para que se cumpla debe colocar un gato en su regazo y susurrar en el oído del animal su petición. Después le ofrecerá abundantes golosinas, y si al gato le gustan, el deseo se cumplirá. Pero esto sólo ocurre si es realmente un "gato de los deseos". Aunque nadie sabe de su existencia con seguridad, porque trae mala suerte si alguien cuenta que gracias a su gato su deseo se ha hecho realidad…
Según una superstición del pueblo turco, su líder Mustafa Kemal Atatürk (fundador de la República de Turquía) renacerá algún día y se reencarnará en un Angora Turco blanco con un ojo verde y otro ámbar. Es por esto que los gatos con ojos dispares son reverenciados en Turquía y reciben el nombre de Ankara kedi.
La relación del Islam con los gatos es muy curiosa: un devoto de Mahoma debe respetar y cuidar a todas las criaturas de Alá. Debe alimentarlas, pero no permitirles que compartan su mismo espacio vital. Por esta razón, los mercaderes turcos, especialemente los vendedores de alfombras, tienen a sus Angoras Turcos en sus tiendas y almacenes.
De esta forma, este grupo social relativamente adinerado ha conseguido preservar esta raza y ayudarles a reproducirse sin contradecir sus creencias y sin tener problemas existenciales. Y por ello, el Angora Turco es también un símbolo de cierto "status" social y se considera que, si alguien te lo regala, te concede un gran honor.
LA LEYENDA DEL GATO SIAMESES
LA LEYENDA DEL GATO SIAMESES
Cuenta la leyenda que los gatos siameses eran muy difíciles de obtener y era sólo regalo como un favor especial del Rey de Siam, reino ahora conocido como Tailandia, que mantuvo la raza enteramente dentro de su palacio como el gato real de Siam.Era considerado un animal sagrado. Sus dueños eran de sangre real y/o sacerdotes.El robo de uno de los Gatos Reales de Siam de la Corte Real era castigado con la muerte.El primer siamés que apareció en Inglaterra fue un obsequio del Rey de Siam a el Cónsul General Británico en Bangkok –Owen Gould- en realidad fue una pareja de siameses y estos fueron exhibidos en Londres, por su hermana, un año después en Palacio de Cristal en 1871 y ellos aparecieron en exposiciones Americanas por el siglo XX temprano. Entre 1884 y el fin del siglo varios gatos siameses se importaron en este país y fueron registrados. Nacía una raza, show y competencias.Se cuenta que los gatos siameses solían tomar parte de los funerales de los reyes tailandeses. Se los colocaba dentro de la tumba del monarca y cuando salían por un orificio dejado para tal propósito, se decía que el alma del rey había entrado en el gato como parte de su viaje a la siguiente vida.El Siamés es, quizás, una de las razas de gatos más conocidas a nivel popular.
El color del Siamés original era el clásico “seal point” (color foca): puntos castaños y cuerpo color crema cálido. Con el paso del tiempo, los criadores desarrollaron más colores con sus programas de cría, pero llevó mucho tiempo reconocerlos. Recién en 1931 se aceptó el color blue como una variedad más. En los 50s y 60s se aceptaron los colores chocolate y lilac point y, aproximadamente a mediados de los 60s, se aceptaron los tabby points y los red points. Aún hoy, entidades como la CFA (USA) no reconoce otros colores que los clásicos seal, blue, chocolate y lilac. El siamés original tenía ojos estrábicos y anillas en la cola. El estrabismo y los nudos (kinks) en la cola son considerados hoy faltas graves, pero alguna vez fueron tan comunes que se tejieron toda clase de leyendas alrededor de ellos. Una leyenda cuenta sobre una valiosa copa perdida y dos gatos Siameses encargados de buscarla. Cuando ellos encontraron la copa, un gato se quedó para cuidarla mientras el otro regresó con las buenas noticias.
El gato de guardia, una hembra, estaba tan angustiada de poder extraviarla nuevamente que ciñó su cola herméticamente alrededor de ella y la sostuvo tan firme que su cola se retorció permanentemente. Y todo el tiempo en que estuvo esperando el regreso del otro gato, miró fijamente la copa pues temía que ésta desapareciera y sus ojos quedaron bizcos.Otra leyenda cuenta sobre una princesa que, cuando tomaba sus baños, temía que le robasen sus anillos y entonces se los confió a su gato Siamés. Ella puso los anillos en la cola del gato pero, cuando el gato se durmió, los anillos se cayeron. Así que la princesa ató un nudo en la cola del gato para que esto nunca pudiera pasar de nuevo.
Cuenta la leyenda que los gatos siameses eran muy difíciles de obtener y era sólo regalo como un favor especial del Rey de Siam, reino ahora conocido como Tailandia, que mantuvo la raza enteramente dentro de su palacio como el gato real de Siam.Era considerado un animal sagrado. Sus dueños eran de sangre real y/o sacerdotes.El robo de uno de los Gatos Reales de Siam de la Corte Real era castigado con la muerte.El primer siamés que apareció en Inglaterra fue un obsequio del Rey de Siam a el Cónsul General Británico en Bangkok –Owen Gould- en realidad fue una pareja de siameses y estos fueron exhibidos en Londres, por su hermana, un año después en Palacio de Cristal en 1871 y ellos aparecieron en exposiciones Americanas por el siglo XX temprano. Entre 1884 y el fin del siglo varios gatos siameses se importaron en este país y fueron registrados. Nacía una raza, show y competencias.Se cuenta que los gatos siameses solían tomar parte de los funerales de los reyes tailandeses. Se los colocaba dentro de la tumba del monarca y cuando salían por un orificio dejado para tal propósito, se decía que el alma del rey había entrado en el gato como parte de su viaje a la siguiente vida.El Siamés es, quizás, una de las razas de gatos más conocidas a nivel popular.
El color del Siamés original era el clásico “seal point” (color foca): puntos castaños y cuerpo color crema cálido. Con el paso del tiempo, los criadores desarrollaron más colores con sus programas de cría, pero llevó mucho tiempo reconocerlos. Recién en 1931 se aceptó el color blue como una variedad más. En los 50s y 60s se aceptaron los colores chocolate y lilac point y, aproximadamente a mediados de los 60s, se aceptaron los tabby points y los red points. Aún hoy, entidades como la CFA (USA) no reconoce otros colores que los clásicos seal, blue, chocolate y lilac. El siamés original tenía ojos estrábicos y anillas en la cola. El estrabismo y los nudos (kinks) en la cola son considerados hoy faltas graves, pero alguna vez fueron tan comunes que se tejieron toda clase de leyendas alrededor de ellos. Una leyenda cuenta sobre una valiosa copa perdida y dos gatos Siameses encargados de buscarla. Cuando ellos encontraron la copa, un gato se quedó para cuidarla mientras el otro regresó con las buenas noticias.
El gato de guardia, una hembra, estaba tan angustiada de poder extraviarla nuevamente que ciñó su cola herméticamente alrededor de ella y la sostuvo tan firme que su cola se retorció permanentemente. Y todo el tiempo en que estuvo esperando el regreso del otro gato, miró fijamente la copa pues temía que ésta desapareciera y sus ojos quedaron bizcos.Otra leyenda cuenta sobre una princesa que, cuando tomaba sus baños, temía que le robasen sus anillos y entonces se los confió a su gato Siamés. Ella puso los anillos en la cola del gato pero, cuando el gato se durmió, los anillos se cayeron. Así que la princesa ató un nudo en la cola del gato para que esto nunca pudiera pasar de nuevo.
ORIGENES GATO
Sobre los orígenes del gato doméstico se cuentan curiosas leyendas: Los griegos decían que la diosa Diana lo había creado para ridiculizar al león, creado por su hermano el Dios Apolo.En la cultura hebrea se cuenta que antes del diluvio, Noé embarcó a todos los animales vivientes, y no pudo incluir a ningún gato puesto que no existían. Cuando comenzaron a navegar en medio de la lluvia torrencial, las ratas y los ratones empezaron a consumir las provisiones, que pronto empezaron a escasear. Noé desesperado, rogó entonces a Dios que le enviara los medios para solucionar este problema y Dios le envió un remedio inesperado: el león empezó a estornudar y de sus narices salieron gatitos pequeños que enseguida empezaron a cazar los ratones para solucionar el “problema”.
Los egipcios consideraban al gato como un ser divino. La diosa Bast (Bastet) era representada con cabeza de gato. Su culto se realizaba en la ciudad de Bubastis, donde había un cementerio con gatos momificados.El historiador griego Herodoto comentó que en el país del Nilo, cuando estallaba un incendio, lo primero que hacían sus habitantes era salvar a los gatos y que si alguien mataba a uno de ellos, era condenado a muerte.
En la Edad Media, la suerte del gato cambió considerablemente. Se le consideraba unido a seres diabólicos, vinculado con brujos y hechiceros, y numerosas supersticiones se refirieron a él.Se creía que si se ahogaba a un gato, su dueño sería desgraciado durante 7 años, o si el animal se sentaba en el altar antes del matrimonio, el matrimonio sería desdichado y efímero, o si se cruzaba un gato negro, era seguro que ocurriría una desgracia.El Papa Inocencio III dio una orden de exterminar a todos los gatos y a sus dueños. Felizmente, tan tremendo mandato no se cumplió del todo y muchos consiguieron salvarse.
Luis Pasteur, el inventor de la vacuna antirrábica, afirmó que el gato que era el animal más limpio y más desprovisto de virus y bacilos.
Para los celtas, los ojos del gato representaban las puertas que conducían hacia el reino de las hadas.
Una leyenda oriental cuenta que los gatos siameses tenían la misión de proteger las ánforas llenas de oro en los templos dedicados a las divinidades. Cumplían tan bien su misión que, a fuerza de mirar la vasija, sus ojos se volvieron estrábicos y la cola, que sujetaba firmemente las asas, se retorció.
Para controlar a las ratas a bordo de los barcos, los armadores del siglo XVIII decidieron embarcar gatos. Allí donde naufragaban los barcos, los gatos solían escapar con vida. Esto explica cómo los felinos dométicos han llegado a lugares tan dispares como la isla de Marion, en la zona subantártica, o a las islas Galápagos.
Entre los galos, se castigaba la muerte de un gato con el equivalente de una oveja y su cordero, o a la cantidad de trigo necesaria para cubrir completamente el cadáver del gato suspendido por la cola, con el hocico tocando el suelo.
Los egipcios inoculaban a los gatos algunas gotas de su sangre para protegerles de las enfermedades y los malos espíritus. Estaba prohibido matar a un gato, bajo pena de muerte, y cuando el gato moría, los egipcios se afeitaban las cejas en señal de duelo.
Entre los machica, pueblo predecesor de los incas, el gato eraconsiderado una divinidad de orden superior.
Hoy en día, es acogido con cariño en todos los hogares, y en las preferencias populares, ocupa el segundo lugar después del perro.
Los egipcios consideraban al gato como un ser divino. La diosa Bast (Bastet) era representada con cabeza de gato. Su culto se realizaba en la ciudad de Bubastis, donde había un cementerio con gatos momificados.El historiador griego Herodoto comentó que en el país del Nilo, cuando estallaba un incendio, lo primero que hacían sus habitantes era salvar a los gatos y que si alguien mataba a uno de ellos, era condenado a muerte.
En la Edad Media, la suerte del gato cambió considerablemente. Se le consideraba unido a seres diabólicos, vinculado con brujos y hechiceros, y numerosas supersticiones se refirieron a él.Se creía que si se ahogaba a un gato, su dueño sería desgraciado durante 7 años, o si el animal se sentaba en el altar antes del matrimonio, el matrimonio sería desdichado y efímero, o si se cruzaba un gato negro, era seguro que ocurriría una desgracia.El Papa Inocencio III dio una orden de exterminar a todos los gatos y a sus dueños. Felizmente, tan tremendo mandato no se cumplió del todo y muchos consiguieron salvarse.
Luis Pasteur, el inventor de la vacuna antirrábica, afirmó que el gato que era el animal más limpio y más desprovisto de virus y bacilos.
Para los celtas, los ojos del gato representaban las puertas que conducían hacia el reino de las hadas.
Una leyenda oriental cuenta que los gatos siameses tenían la misión de proteger las ánforas llenas de oro en los templos dedicados a las divinidades. Cumplían tan bien su misión que, a fuerza de mirar la vasija, sus ojos se volvieron estrábicos y la cola, que sujetaba firmemente las asas, se retorció.
Para controlar a las ratas a bordo de los barcos, los armadores del siglo XVIII decidieron embarcar gatos. Allí donde naufragaban los barcos, los gatos solían escapar con vida. Esto explica cómo los felinos dométicos han llegado a lugares tan dispares como la isla de Marion, en la zona subantártica, o a las islas Galápagos.
Entre los galos, se castigaba la muerte de un gato con el equivalente de una oveja y su cordero, o a la cantidad de trigo necesaria para cubrir completamente el cadáver del gato suspendido por la cola, con el hocico tocando el suelo.
Los egipcios inoculaban a los gatos algunas gotas de su sangre para protegerles de las enfermedades y los malos espíritus. Estaba prohibido matar a un gato, bajo pena de muerte, y cuando el gato moría, los egipcios se afeitaban las cejas en señal de duelo.
Entre los machica, pueblo predecesor de los incas, el gato eraconsiderado una divinidad de orden superior.
Hoy en día, es acogido con cariño en todos los hogares, y en las preferencias populares, ocupa el segundo lugar después del perro.
Historia y leyenda del felino
Historia y leyenda del felino
Un animal independiente con una personalidad tan especial que, inevitablemente, provoca tanto adoración incondicional como odios desmedidos. Si en una época fue objeto de reverencia para los egipcios, en otra se lo acusó de demonio compañero de brujas. Hoy, junto con el perro es el animal doméstico más difundido.
Cuenta la leyenda que, en el momento de la Creación, todos los animales puestos en fila, y cada uno a su turno, le pedían a Dios el atributo que más querían. El pavo real deseaba belleza; la gacela, rapidez; el león, coraje; el caballo, gracia; y así cada uno hizo su pedido. El gato, que era el último de la fila, escuchó bien todos los pedidos, y cuando llegó su turno pidió un poco de cada uno de esos atributos, sin dejar de lado ninguno.
Esta es la causa por la que el gato se convirtió en uno de los animales más perfectos.
Más allá de la historia y de los gustos, nadie puede negar que los gatos son la elegancia y belleza personificada.
Reverenciados en el tiempo de los faraones egipcios y denostados durante la Inquisición -cuando se los asociaba con el diablo- porque acompañaban a las brujas; pero afortunadamente, para ellos que realmente son excelentes mascotas, cariñosos, limpios y compañeros, pero......, hay que aceptar su independencia y no juzgarlo por algo natural de su personalidad. Hay muchas personas que le tenían rechazo por diferentes razones, generalmente asociadas a creencias erróneas y cuando ellos mismos le dieron la oportunidad al gatito y lo adoptaron como mascota, su opinión con respecto a ellos cambia en forma radical y se pasan al bando de los defensores.
En la actualidad compite cabeza a cabeza con los perros, los compañeros del ser humano desde el principio de los tiempos. En Europa y Norteamérica existen, en la actualidad, al menos tantos gatos como perros. Solo en Estados Unidos existen 50 millones de gatos.
Los gatos fueron objeto de culto en Egipto debido a su habilidad para hacer disminuir la población de ratones en los campos de cereales del Nilo, de capital importancia económica. La diosa egipcia Bastet, representada con cuerpo de mujer y cabeza de gato, era la diosa del amor y la fertilidad. Los gatos eran también un deporte para los egipcios; atados a correas cazaban pájaros para la mesa familiar: el amo lanzaba un boomerang que derribaba los pájaros para que el gato los recogiera y entregara al amo. Debido a su utilidad económica, y a que se creía que concedían muchos hijos, los gatos eran tan reverenciados que a veces se momificaban para enterrarlos con sus amos o en tumbas diseñadas para tal efecto.
Pese a que las leyes egipcias prohibían sacar del país los gatos sagrados, los marinos fenicios se los llevaban de contrabando. Los gatos se vendían igual que otros tesoros de Oriente y, en la antigüedad, se encontraban a lo largo de toda la costa mediterránea. Al parecer, los romanos fueron los primeros en introducirlos en Europa.
La valía de los gatos como depredadores fue reconocida a mediados del siglo XIV, cuando una plaga originada por ratas, conocida como la peste negra, atacó a la población europea. Pese a todo, durante la edad media los gatos eran odiados y temidos.
Debido a sus hábitos nocturnos se creía que tenían trato con el diablo. Esta asociación del gato con la brujería ha sido la culpable de muchos actos de crueldad hacia él a través de los siglos.
El renacimiento, sin embargo, fue una época dorada para los gatos. Casi todo el mundo tenía alguno, desde los miembros de las casas reales y sus sirvientes hasta el campesinado.
Un animal independiente con una personalidad tan especial que, inevitablemente, provoca tanto adoración incondicional como odios desmedidos. Si en una época fue objeto de reverencia para los egipcios, en otra se lo acusó de demonio compañero de brujas. Hoy, junto con el perro es el animal doméstico más difundido.
Cuenta la leyenda que, en el momento de la Creación, todos los animales puestos en fila, y cada uno a su turno, le pedían a Dios el atributo que más querían. El pavo real deseaba belleza; la gacela, rapidez; el león, coraje; el caballo, gracia; y así cada uno hizo su pedido. El gato, que era el último de la fila, escuchó bien todos los pedidos, y cuando llegó su turno pidió un poco de cada uno de esos atributos, sin dejar de lado ninguno.
Esta es la causa por la que el gato se convirtió en uno de los animales más perfectos.
Más allá de la historia y de los gustos, nadie puede negar que los gatos son la elegancia y belleza personificada.
Reverenciados en el tiempo de los faraones egipcios y denostados durante la Inquisición -cuando se los asociaba con el diablo- porque acompañaban a las brujas; pero afortunadamente, para ellos que realmente son excelentes mascotas, cariñosos, limpios y compañeros, pero......, hay que aceptar su independencia y no juzgarlo por algo natural de su personalidad. Hay muchas personas que le tenían rechazo por diferentes razones, generalmente asociadas a creencias erróneas y cuando ellos mismos le dieron la oportunidad al gatito y lo adoptaron como mascota, su opinión con respecto a ellos cambia en forma radical y se pasan al bando de los defensores.
En la actualidad compite cabeza a cabeza con los perros, los compañeros del ser humano desde el principio de los tiempos. En Europa y Norteamérica existen, en la actualidad, al menos tantos gatos como perros. Solo en Estados Unidos existen 50 millones de gatos.
Los gatos fueron objeto de culto en Egipto debido a su habilidad para hacer disminuir la población de ratones en los campos de cereales del Nilo, de capital importancia económica. La diosa egipcia Bastet, representada con cuerpo de mujer y cabeza de gato, era la diosa del amor y la fertilidad. Los gatos eran también un deporte para los egipcios; atados a correas cazaban pájaros para la mesa familiar: el amo lanzaba un boomerang que derribaba los pájaros para que el gato los recogiera y entregara al amo. Debido a su utilidad económica, y a que se creía que concedían muchos hijos, los gatos eran tan reverenciados que a veces se momificaban para enterrarlos con sus amos o en tumbas diseñadas para tal efecto.
Pese a que las leyes egipcias prohibían sacar del país los gatos sagrados, los marinos fenicios se los llevaban de contrabando. Los gatos se vendían igual que otros tesoros de Oriente y, en la antigüedad, se encontraban a lo largo de toda la costa mediterránea. Al parecer, los romanos fueron los primeros en introducirlos en Europa.
La valía de los gatos como depredadores fue reconocida a mediados del siglo XIV, cuando una plaga originada por ratas, conocida como la peste negra, atacó a la población europea. Pese a todo, durante la edad media los gatos eran odiados y temidos.
Debido a sus hábitos nocturnos se creía que tenían trato con el diablo. Esta asociación del gato con la brujería ha sido la culpable de muchos actos de crueldad hacia él a través de los siglos.
El renacimiento, sin embargo, fue una época dorada para los gatos. Casi todo el mundo tenía alguno, desde los miembros de las casas reales y sus sirvientes hasta el campesinado.
El Gato y la Brujería
El Gato y la Brujería
Popularmente a las brujas se las asocia con ciertas imágenes.
El típico sombrero negro, viejas y feas, con espantosas verrugas en la nariz, un gato negro de compañero, la infaltable escoba para volar, y un gran caldero humeante al fuego...
Pero no todas las historias sobre brujas las pintan tan horripilantes, algunas hablan de mujeres muy hermosas, con ojos seductores, y que tienen la capacidad mágica de transformarse en cualquier otra persona o animal, y con sus encantos logran sacar ventaja de otros y someterlos a su poder.
En la tradición Celta se relata que las brujas consideraban como sus mejores amigos a los gatos erizos, en especial los de color negro. La Bruja utilizaba a su gato, como su sirviente mensajero o secretario y también se decía que era alguna persona transformada por un conjuro, doblegando su voluntad.
Durante la Edad Media nace la falsa creencia de considerar al gato negro como de mal agüero, por pensar que cumplían mandatos de las brujas y esto dio lugar a que los fanáticos sacrificaran a miles de estas bellas e inocentes criaturas. En otros continentes como el Africano los brujos de las tribus zulúes preferían a los gatos de color cobrizo en lugar de los negros.
Según cuenta la leyenda, en el Arca Noé, los ratones se reproducían de una manera alarmante, haciendo peligrar las provisiones por lo que Noé preocupado solicitó ayuda del Señor, quien le indicó que debía acariciar tres veces la cabeza del león. Noé hizo lo que Dios le dijo y el león estornudó surgiendo de sus fosas nasales una pareja de gatos que restablecieron de inmediato el equilibrio en la embarcación.
El gato es un felino cuya historia y origen se remontan al antiguo Egipto. Los egipcios inoculaban a los gatos algunas gotas de su sangre para protegerlos de las enfermedades y los malos espíritus. Estaba prohibido matar a un gato, y la pena por hacerlo era de muerte, era tanto el respeto que existía por este noble animal que cuando el gato moría los egipcios se afeitaban las cejas en señal de duelo.
Los gatos eran animales salvajes que comenzaron su proceso de domesticación hacia el año 3000 a. C., debido a la abundancia de ratones que pululaban en los silos de grano que existían en Egipto. El gran valor del gato como cazador de ratones hizo que los egipcios intentasen y lograsen su convivencia doméstica, pese a lo cual el gato no perdió su status divino. La religión del antiguo Egipto incluyó el gato entre sus símbolos sagrados, estaba considerado como la reencarnación de los dioses en el trance de comunicarse con los hombres y manifestarles su voluntad.
La misma belleza del animal hizo que la diosa Bastet, símbolo de belleza y fecundidad, fuese representada con cabeza de gato.
Fue tal la adaptación del gato a la vida cotidiana de los egipcios, que su muerte era motivo de duelo familiar; Herodoto, en Los nueve libros de la Historia, manifiesta que los moradores de la casa se rapaban las cejas en señal de duelo. Tras su muerte, su cuerpo se embalsamaba y momificaba en locales sagrados, y en el lugar de su enterramiento se colocaba junto a ellos ratones embalsamados. En 1890 fueron halladas en la ciudad de Bubastis amplias necrópolis con más de 300.000 momias de gatos.
Los griegos, conocedores del valor del gato como cazador de ratones, intentaron comprar una pareja para hacerlos criar en Grecia; dada la naturaleza sagrada del gato los egipcios se negaron a esta transacción. Pero los griegos, a pesar de este argumento o quizá debido a él, robaron una pareja que llevada a Grecia extendió la raza al resto de Europa.
Para los antiguos griegos, el origen del gato se remontaba a Artemisa, diosa de la caza, que había dado vida al gato para poner en ridículo a su hermano Apolo, que previamente había creado al león para asustarla.
Otra leyenda explica porque los gatos tienen su cola doblada, los gatos siameses tenían la misión de proteger las ánforas llenas de oro en los templos dedicados a las divinidades. Estos animalitos cumplían tan bien su tarea que de mirar la vasija sus ojos se volvieron estrábicos, y como sujetaban firmemente las asas con su cola esta tomó la forma que le conocemos.
Por otra parte los Celtas creían que los ojos de los gatos representaban las puertas que conducían hacia el reino de las hadas.
Entre los galos, se castigaba la muerte de un gato con el equivalente de una oveja y su cordero, o a la cantidad de trigo necesaria para cubrir completamente el cadáver del gato suspendido por la cola, con el hocico tocando el suelo.
Los gatos llevaron una existencia más que placentera hasta que la Iglesia, hacia mediados del siglo XIII, comenzó una terrible persecución contra ellos, considerándolos como símbolo del diablo y cuerpo metamórfico de las brujas.
El gato aparecía ligado al paganismo de la Edad Media a través del culto de la diosa Greya, diosa del amor y de la curación según la mitología nórdica. Esta diosa guardaba en su jardín las manzanas con las que se alimentaban los dioses del walhalla y en su iconografía aparecen dos gatos tirando del carro de la diosa y, como dice Julio Caro Baroja, una tergiversación de origen mítico es la de "confundir al animal que acompaña a un numen o divinidad con la divinidad misma". Por ello, el gato se convirtió en la base de las "purificaciones" de la Iglesia.
El aniquilamiento de los gatos fue de tal magnitud que cuando la peste negra azotó Europa en el siglo XIV, causando más de veinticinco millones de muertos, apenas sí quedaban ejemplares para luchar contra las ratas, principales propagadores de la enfermedad. Y sin ninguna duda, la plaga fue tan devastadora debido al desenfrenado exterminio de los gatos. La Iglesia alentó de tal forma la persecución de los gatos que llegó a convertirse en espectáculo la quema de estos pobres animalitos en las hogueras de la noche de San Juan.
En el siglo XIV, el Papa Clemente decidió acabar con la Orden de los Caballeros Templarios, acusándoles de homosexualidad y de adorar al demonio en forma de gato.
En el año 1400, la especie estuvo a punto de extinguirse en Europa. Su existencia se reivindica a partir del siglo XVII debido a su habilidad para la caza de ratas, causantes de tan temibles y desoladoras plagas. A partir del siglo XVIII el gato vuelve a conquistar parte de su antiguo prestigio, y no sólo se utiliza como cazador de roedores e insectos, sino que su belleza lo hace protagonista de cuadros, muy especialmente de los de la escuela inglesa, y de motivos escultóricos.
Para controlar a las ratas a bordo de los barcos, los armadores del siglo XVIII decidieron embarcar gatos. Allá donde naufragaban los barcos, los gatos solían escapar con vida. Esto explica cómo estos felinos han llegado a lugares tan dispares como la isla de Marion, en la zona subantártica, o a las Galápagos.
La historia de la brujería en el País Vasco relata un sin número de anécdotas sobre la transformación de las brujas y brujos en animales. Todas son de índole similar. En una de estas historias la protagonista, cansada de que un gato se bebiese la leche recién ordeñada todas las noches, esperó al animal y consiguió en su persecución herirle en una pata. Al sentirse herido el animal gritó como un ser humano. Al día siguiente una pobre vieja, considerada como bruja, amaneció herida en una pierna lo que acrecentó más aún esta creencia.
.
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EL GATO NEGRO
La dualidad del gato como símbolo de la divinidad y de la representación demoníaca, dio lugar a que en las supersticiones relacionadas con él se le considere representante de la mala o la buena suerte, según la circunstancia o lugar en que naciesen.
Se dice que un gato negro es realmente un vaticinio nefasto, si se cruza en el camino de una persona de derecha a izquierda. También que pierde este carácter de maldad si tiene un lunar blanco en alguna parte del cuerpo.
Existen pueblos en que el encuentro de un gato negro camino de la iglesia el día de la boda da buena suerte, mientras que en otros es símbolo de desgracias conyugales.
Se cree que el gato negro trae buena suerte en los juegos de azar, sobre todo si se toca alguno antes de que empiece el juego.
También se cree que tener un gato negro en casa es símbolo de buena fortuna.
Otra superstición mantiene que encontrarse un gato (no importa el color, sino la dirección) viniendo de cara por el camino trae buena suerte, mientras que verlo de espaldas trae mala suerte. Asimismo, es de buen augurio que un gato nos adelante en el camino.
Cuando un pescador sale de pesca, considera de buen augurio que un gato le preceda, pero muy malo si se le cruza en su camino.
La gente del mar suele estar muy atenta al comportamiento del gato a bordo. Es tradición popular que si el gato corre, juega o salta pronostica tormentas y galernas; si se arroja el gato por la borda o es ahogado en el mar sobrevendrán calamidades al navío y su tripulación.
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EL GATO Y LA ADIVINACIÓN
Se piensa que la conducta de los gatos manifiesta:
Si está boca arriba en el suelo, anuncia lluvia.
Si está sentado de espaldas al fuego predice frío y mal tiempo.
Si se lava las orejas avisa que habrá una visita masculina si se lava la derecha y femenina si se trata de la izquierda.
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EL GATO Y LA SALUD
Como remedio contra las enfermedades existían diversas pócimas en las que intervenía algún elemento del gato. Por ejemplo, para curar la tos ferina se hacía un brebaje con nueve pelos de la cola de un gato negro desmenuzados y remojados en agua que se daba a beber al paciente.
Se decía que pasar la cola de un gato negro por los párpados curaba los orzuelos.
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EL GATO Y OTRAS SUPERSTICIONES
En España se dice que una persona afortunada tiene siete vidas como los gatos.
Según la creencia popular el matar un gato o sus crías trae mala suerte, de aquí que algunos prefieran pagar a otros para que los maten en caso de ser muy necesaria su desaparición.
Soñar con un gato es de mal agüero.
En algunas regiones del sur de Estados Unidos todavía se piensa que, si se permite a un gato acercarse a un cadáver humano, una horrible desgracia caerá sobre la familia del difunto.
En Sicilia, un gato negro representa el mal de ojo.
En Kentucky existe la creencia de que la visita de un gato negro a una casa es señal de buena suerte, excepto si decide quedarse, en cuyo caso significaría infortunio.
En la Gran Bretaña del siglo XIX, el que un gato negro se paseara por delante de unos novios a punto de casarse representaba felicidad y fecundidad para los contrayentes.
En el pasado, los marineros consideraban que traía buena suerte tener un gato negro a bordo, aunque no se podía pronunciar la palabra "gato", pues hacerlo acarrearía grandes desgracias.
Las mujeres de los marineros solían tener un gato negro en casa para asegurarse de que sus maridos volverían sanos y salvos.
Pero más allá de todas estas creencias, puedo decir con certeza que el gato una vez que te adopta como su amigo, será sin duda tu mejor y más fiel compañero, dándote muestras constantes de su inmenso cariño...
Popularmente a las brujas se las asocia con ciertas imágenes.
El típico sombrero negro, viejas y feas, con espantosas verrugas en la nariz, un gato negro de compañero, la infaltable escoba para volar, y un gran caldero humeante al fuego...
Pero no todas las historias sobre brujas las pintan tan horripilantes, algunas hablan de mujeres muy hermosas, con ojos seductores, y que tienen la capacidad mágica de transformarse en cualquier otra persona o animal, y con sus encantos logran sacar ventaja de otros y someterlos a su poder.
En la tradición Celta se relata que las brujas consideraban como sus mejores amigos a los gatos erizos, en especial los de color negro. La Bruja utilizaba a su gato, como su sirviente mensajero o secretario y también se decía que era alguna persona transformada por un conjuro, doblegando su voluntad.
Durante la Edad Media nace la falsa creencia de considerar al gato negro como de mal agüero, por pensar que cumplían mandatos de las brujas y esto dio lugar a que los fanáticos sacrificaran a miles de estas bellas e inocentes criaturas. En otros continentes como el Africano los brujos de las tribus zulúes preferían a los gatos de color cobrizo en lugar de los negros.
Según cuenta la leyenda, en el Arca Noé, los ratones se reproducían de una manera alarmante, haciendo peligrar las provisiones por lo que Noé preocupado solicitó ayuda del Señor, quien le indicó que debía acariciar tres veces la cabeza del león. Noé hizo lo que Dios le dijo y el león estornudó surgiendo de sus fosas nasales una pareja de gatos que restablecieron de inmediato el equilibrio en la embarcación.
El gato es un felino cuya historia y origen se remontan al antiguo Egipto. Los egipcios inoculaban a los gatos algunas gotas de su sangre para protegerlos de las enfermedades y los malos espíritus. Estaba prohibido matar a un gato, y la pena por hacerlo era de muerte, era tanto el respeto que existía por este noble animal que cuando el gato moría los egipcios se afeitaban las cejas en señal de duelo.
Los gatos eran animales salvajes que comenzaron su proceso de domesticación hacia el año 3000 a. C., debido a la abundancia de ratones que pululaban en los silos de grano que existían en Egipto. El gran valor del gato como cazador de ratones hizo que los egipcios intentasen y lograsen su convivencia doméstica, pese a lo cual el gato no perdió su status divino. La religión del antiguo Egipto incluyó el gato entre sus símbolos sagrados, estaba considerado como la reencarnación de los dioses en el trance de comunicarse con los hombres y manifestarles su voluntad.
La misma belleza del animal hizo que la diosa Bastet, símbolo de belleza y fecundidad, fuese representada con cabeza de gato.
Fue tal la adaptación del gato a la vida cotidiana de los egipcios, que su muerte era motivo de duelo familiar; Herodoto, en Los nueve libros de la Historia, manifiesta que los moradores de la casa se rapaban las cejas en señal de duelo. Tras su muerte, su cuerpo se embalsamaba y momificaba en locales sagrados, y en el lugar de su enterramiento se colocaba junto a ellos ratones embalsamados. En 1890 fueron halladas en la ciudad de Bubastis amplias necrópolis con más de 300.000 momias de gatos.
Los griegos, conocedores del valor del gato como cazador de ratones, intentaron comprar una pareja para hacerlos criar en Grecia; dada la naturaleza sagrada del gato los egipcios se negaron a esta transacción. Pero los griegos, a pesar de este argumento o quizá debido a él, robaron una pareja que llevada a Grecia extendió la raza al resto de Europa.
Para los antiguos griegos, el origen del gato se remontaba a Artemisa, diosa de la caza, que había dado vida al gato para poner en ridículo a su hermano Apolo, que previamente había creado al león para asustarla.
Otra leyenda explica porque los gatos tienen su cola doblada, los gatos siameses tenían la misión de proteger las ánforas llenas de oro en los templos dedicados a las divinidades. Estos animalitos cumplían tan bien su tarea que de mirar la vasija sus ojos se volvieron estrábicos, y como sujetaban firmemente las asas con su cola esta tomó la forma que le conocemos.
Por otra parte los Celtas creían que los ojos de los gatos representaban las puertas que conducían hacia el reino de las hadas.
Entre los galos, se castigaba la muerte de un gato con el equivalente de una oveja y su cordero, o a la cantidad de trigo necesaria para cubrir completamente el cadáver del gato suspendido por la cola, con el hocico tocando el suelo.
Los gatos llevaron una existencia más que placentera hasta que la Iglesia, hacia mediados del siglo XIII, comenzó una terrible persecución contra ellos, considerándolos como símbolo del diablo y cuerpo metamórfico de las brujas.
El gato aparecía ligado al paganismo de la Edad Media a través del culto de la diosa Greya, diosa del amor y de la curación según la mitología nórdica. Esta diosa guardaba en su jardín las manzanas con las que se alimentaban los dioses del walhalla y en su iconografía aparecen dos gatos tirando del carro de la diosa y, como dice Julio Caro Baroja, una tergiversación de origen mítico es la de "confundir al animal que acompaña a un numen o divinidad con la divinidad misma". Por ello, el gato se convirtió en la base de las "purificaciones" de la Iglesia.
El aniquilamiento de los gatos fue de tal magnitud que cuando la peste negra azotó Europa en el siglo XIV, causando más de veinticinco millones de muertos, apenas sí quedaban ejemplares para luchar contra las ratas, principales propagadores de la enfermedad. Y sin ninguna duda, la plaga fue tan devastadora debido al desenfrenado exterminio de los gatos. La Iglesia alentó de tal forma la persecución de los gatos que llegó a convertirse en espectáculo la quema de estos pobres animalitos en las hogueras de la noche de San Juan.
En el siglo XIV, el Papa Clemente decidió acabar con la Orden de los Caballeros Templarios, acusándoles de homosexualidad y de adorar al demonio en forma de gato.
En el año 1400, la especie estuvo a punto de extinguirse en Europa. Su existencia se reivindica a partir del siglo XVII debido a su habilidad para la caza de ratas, causantes de tan temibles y desoladoras plagas. A partir del siglo XVIII el gato vuelve a conquistar parte de su antiguo prestigio, y no sólo se utiliza como cazador de roedores e insectos, sino que su belleza lo hace protagonista de cuadros, muy especialmente de los de la escuela inglesa, y de motivos escultóricos.
Para controlar a las ratas a bordo de los barcos, los armadores del siglo XVIII decidieron embarcar gatos. Allá donde naufragaban los barcos, los gatos solían escapar con vida. Esto explica cómo estos felinos han llegado a lugares tan dispares como la isla de Marion, en la zona subantártica, o a las Galápagos.
La historia de la brujería en el País Vasco relata un sin número de anécdotas sobre la transformación de las brujas y brujos en animales. Todas son de índole similar. En una de estas historias la protagonista, cansada de que un gato se bebiese la leche recién ordeñada todas las noches, esperó al animal y consiguió en su persecución herirle en una pata. Al sentirse herido el animal gritó como un ser humano. Al día siguiente una pobre vieja, considerada como bruja, amaneció herida en una pierna lo que acrecentó más aún esta creencia.
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EL GATO NEGRO
La dualidad del gato como símbolo de la divinidad y de la representación demoníaca, dio lugar a que en las supersticiones relacionadas con él se le considere representante de la mala o la buena suerte, según la circunstancia o lugar en que naciesen.
Se dice que un gato negro es realmente un vaticinio nefasto, si se cruza en el camino de una persona de derecha a izquierda. También que pierde este carácter de maldad si tiene un lunar blanco en alguna parte del cuerpo.
Existen pueblos en que el encuentro de un gato negro camino de la iglesia el día de la boda da buena suerte, mientras que en otros es símbolo de desgracias conyugales.
Se cree que el gato negro trae buena suerte en los juegos de azar, sobre todo si se toca alguno antes de que empiece el juego.
También se cree que tener un gato negro en casa es símbolo de buena fortuna.
Otra superstición mantiene que encontrarse un gato (no importa el color, sino la dirección) viniendo de cara por el camino trae buena suerte, mientras que verlo de espaldas trae mala suerte. Asimismo, es de buen augurio que un gato nos adelante en el camino.
Cuando un pescador sale de pesca, considera de buen augurio que un gato le preceda, pero muy malo si se le cruza en su camino.
La gente del mar suele estar muy atenta al comportamiento del gato a bordo. Es tradición popular que si el gato corre, juega o salta pronostica tormentas y galernas; si se arroja el gato por la borda o es ahogado en el mar sobrevendrán calamidades al navío y su tripulación.
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EL GATO Y LA ADIVINACIÓN
Se piensa que la conducta de los gatos manifiesta:
Si está boca arriba en el suelo, anuncia lluvia.
Si está sentado de espaldas al fuego predice frío y mal tiempo.
Si se lava las orejas avisa que habrá una visita masculina si se lava la derecha y femenina si se trata de la izquierda.
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EL GATO Y LA SALUD
Como remedio contra las enfermedades existían diversas pócimas en las que intervenía algún elemento del gato. Por ejemplo, para curar la tos ferina se hacía un brebaje con nueve pelos de la cola de un gato negro desmenuzados y remojados en agua que se daba a beber al paciente.
Se decía que pasar la cola de un gato negro por los párpados curaba los orzuelos.
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EL GATO Y OTRAS SUPERSTICIONES
En España se dice que una persona afortunada tiene siete vidas como los gatos.
Según la creencia popular el matar un gato o sus crías trae mala suerte, de aquí que algunos prefieran pagar a otros para que los maten en caso de ser muy necesaria su desaparición.
Soñar con un gato es de mal agüero.
En algunas regiones del sur de Estados Unidos todavía se piensa que, si se permite a un gato acercarse a un cadáver humano, una horrible desgracia caerá sobre la familia del difunto.
En Sicilia, un gato negro representa el mal de ojo.
En Kentucky existe la creencia de que la visita de un gato negro a una casa es señal de buena suerte, excepto si decide quedarse, en cuyo caso significaría infortunio.
En la Gran Bretaña del siglo XIX, el que un gato negro se paseara por delante de unos novios a punto de casarse representaba felicidad y fecundidad para los contrayentes.
En el pasado, los marineros consideraban que traía buena suerte tener un gato negro a bordo, aunque no se podía pronunciar la palabra "gato", pues hacerlo acarrearía grandes desgracias.
Las mujeres de los marineros solían tener un gato negro en casa para asegurarse de que sus maridos volverían sanos y salvos.
Pero más allá de todas estas creencias, puedo decir con certeza que el gato una vez que te adopta como su amigo, será sin duda tu mejor y más fiel compañero, dándote muestras constantes de su inmenso cariño...
UNA HISTORIA QUE EMPIEZA EN EGIPTO
UNA HISTORIA QUE EMPIEZA EN EGIPTO
En la antigüedad egipcia, el gato conoció su momento de gloria, ya que mataba las ratas, grandes devoradoras de cereales y ahuyentaba a las serpientes, muy numerosas a orillas del Nilo. Era admirado por su belleza y temido por sus cualidades “mágicas” que no eran otra cosa que la capacidad de sus pupilas para contraerse a la luz de la Luna y el Sol. Bastet, diosa de la fecundidad, era representada por una gata. Este animal era objeto de tal veneración que, cuando moría, toda la familia se afeitaba las cejas en señal de duelo; en caso de incendio, se salvaba primero al gato tutelar y, si moría entre las llamas, la familia superviviente se cubría de hollín y recorría las calles pregonando su culpabilidad. Matar un gato, incluso involuntariamente, era un delito castigado a menudo con la pena de muerte: el culpable era lapidado por el pueblo.
UN SEMIDIOS DESACRALIZADO EN EL MUNDO GRECORROMANO
Los gatos domésticos fueron exportados de manera fraudulenta desde Egipto por los mercaderes fenicios y se extendieron paulatinamente por todos los países mediterráneos. En Grecia, el recibimiento fue moderado porque la garduña ya ocupaba el puesto del gato y protegía las cosechas de los roedores: “¡Os lamentáis por un gato enfermo – dice el poeta griego Anezandrid a un egipcio – acabaría con él para quitarle el pellejo!”. El zócalo de una estatua, fechada en el año 80 a. C., muestra a unos jóvenes griegos azuzando a un perro contra un gato. La población helénica no lo adoró y se limitó a adoptarlo sin reconocer su talento depredador. Roma, en cambio, le otorgó el papel de compañero, cazador de ratas y encarnación de Bastet, la diosa. En el año 392, cuando el culto romano ya había fusionado la adoración a Bastet y a Diana, la prohibición de los ritos paganos decretada por el emperador cristiano Teodosio fue el punto de partida de una desconfianza súbita ante el gato que se mantendría durante siglos.
EL GATO EN ASIA
En China, el gato fue conocido a partir de la época de la dinastía Han, hace unos 3000 años, es decir, poco después de Egipto. Era un animal de compañía que solía reservarse a las mujeres, y a veces se le atribuyó el poder de atraer la mala suerte. Paradójicamente, también se le suponía la cualidad de alejar a los demonios gracias a sus ojos, que brillan en la noche. Según decían, Li – Show, divinidad silvestre, tenía incluso el aspecto de este felino. En el siglo VI d. C., el gato llegó a Japón, pero no se introdujo realmente en ese país hasta el año 999, a raíz del decimotercer aniversario del emperador Ichijo. A veces benéfico y cómplice, con su pelaje de concha de tortuga, a veces maléfico, con su cola bifurcada, el gato tuvo tanto éxito en Japón que una ley del siglo XVIII prohibió encerrar los ejemplares adultos y comerciar con ellos. Al igual que en Egipto, también fue venerado en la India, donde Sasti, diosa de la fecundidad, tomó apariencia de una gata. Quizá se trataba de la versión hindú de la egipcia Bastet.
LA EUROPA MEDIEVAL “DEMONIZA” AL GATO
La Europa de la Baja Edad Media no fue hostil hacia el gato, que, por sus dotes de cazador, se ganaba la simpatía de los campesinos. Se servían de él para combatir roedores de todo tipo, desafiando el juicio de la iglesia, que consideraba al animal como un ser demoníaco, en conventos y monasterios; incluso más de un santo medieval apreciaba su amistad. Por desgracia, el rebrote de los cultos paganos tras la peste negra y sus estragos (25 millones de muertos en 20 años), hacia mediados del siglo XIV, firmó la sentencia del pequeño felino, asociado a partir de entonces con los ritos “infernales”. La Inquisición, con el Papa Inocencio VIII y su edicto del año 1484, toleró el sacrificio de los gatos con ocasión de las fiestas populares. Ése fue el principio de un largo período de persecución.
QUEMADO CON LAS BRUJAS
A diferencia de perros, vacas, cerdos, etc., que eran juzgados por el tribunal, los gatos eran condenados a la vez que su dueño, brujo o bruja, y quemados vivos en la plaza pública, para gran regocijo de los mirones. Hubo que esperar al siglo XVII para que se terminasen esos malos tratos.
REHABILITACIÓN TARDÍA
A pesar de todo, numerosos hogares acogieron al gato durante este sombrío período, pero no se mencionó como animal hogareño en distintos textos hasta el siglo XVII. Escritores como Francisco de Quevedo o fabulistas como Félix María de Samaniego, y pintores de la talla de Velásquez o Murillo, describen un animal elegante y singular, cuya astucia, falsa modestia y eficacia de cazador lo convierten en un animal tan temible como su primo el zorro.
DEL SIGLO XVIII A LA ACTUALIDAD
Cuando por fin cambiaron las cosas, las persecuciones estuvieron muy cerca de diezmar la especie. Luego, la rata parda, recién llegada de Europa, trajo con ella la peste. Y en consecuencia, llegó también la rehabilitación del gato, hasta tal punto que el primero vendido al Paraguay, en 1750, fue canjeado por un lingote de oro. Estos pequeños cazadores empezaron entonces a prestar sus servicios en almacenes, oficinas, granjas y barcos. Algunas compañías de seguros exigían que los cargamentos estuvieran debidamente vigilados por todo un contingente felino en cada viaje. A mediados del siglo XIX, el gato se estableció definitivamente en los hogares, y no así el perro, que se vio relegado a la perrera.
En la antigüedad egipcia, el gato conoció su momento de gloria, ya que mataba las ratas, grandes devoradoras de cereales y ahuyentaba a las serpientes, muy numerosas a orillas del Nilo. Era admirado por su belleza y temido por sus cualidades “mágicas” que no eran otra cosa que la capacidad de sus pupilas para contraerse a la luz de la Luna y el Sol. Bastet, diosa de la fecundidad, era representada por una gata. Este animal era objeto de tal veneración que, cuando moría, toda la familia se afeitaba las cejas en señal de duelo; en caso de incendio, se salvaba primero al gato tutelar y, si moría entre las llamas, la familia superviviente se cubría de hollín y recorría las calles pregonando su culpabilidad. Matar un gato, incluso involuntariamente, era un delito castigado a menudo con la pena de muerte: el culpable era lapidado por el pueblo.
UN SEMIDIOS DESACRALIZADO EN EL MUNDO GRECORROMANO
Los gatos domésticos fueron exportados de manera fraudulenta desde Egipto por los mercaderes fenicios y se extendieron paulatinamente por todos los países mediterráneos. En Grecia, el recibimiento fue moderado porque la garduña ya ocupaba el puesto del gato y protegía las cosechas de los roedores: “¡Os lamentáis por un gato enfermo – dice el poeta griego Anezandrid a un egipcio – acabaría con él para quitarle el pellejo!”. El zócalo de una estatua, fechada en el año 80 a. C., muestra a unos jóvenes griegos azuzando a un perro contra un gato. La población helénica no lo adoró y se limitó a adoptarlo sin reconocer su talento depredador. Roma, en cambio, le otorgó el papel de compañero, cazador de ratas y encarnación de Bastet, la diosa. En el año 392, cuando el culto romano ya había fusionado la adoración a Bastet y a Diana, la prohibición de los ritos paganos decretada por el emperador cristiano Teodosio fue el punto de partida de una desconfianza súbita ante el gato que se mantendría durante siglos.
EL GATO EN ASIA
En China, el gato fue conocido a partir de la época de la dinastía Han, hace unos 3000 años, es decir, poco después de Egipto. Era un animal de compañía que solía reservarse a las mujeres, y a veces se le atribuyó el poder de atraer la mala suerte. Paradójicamente, también se le suponía la cualidad de alejar a los demonios gracias a sus ojos, que brillan en la noche. Según decían, Li – Show, divinidad silvestre, tenía incluso el aspecto de este felino. En el siglo VI d. C., el gato llegó a Japón, pero no se introdujo realmente en ese país hasta el año 999, a raíz del decimotercer aniversario del emperador Ichijo. A veces benéfico y cómplice, con su pelaje de concha de tortuga, a veces maléfico, con su cola bifurcada, el gato tuvo tanto éxito en Japón que una ley del siglo XVIII prohibió encerrar los ejemplares adultos y comerciar con ellos. Al igual que en Egipto, también fue venerado en la India, donde Sasti, diosa de la fecundidad, tomó apariencia de una gata. Quizá se trataba de la versión hindú de la egipcia Bastet.
LA EUROPA MEDIEVAL “DEMONIZA” AL GATO
La Europa de la Baja Edad Media no fue hostil hacia el gato, que, por sus dotes de cazador, se ganaba la simpatía de los campesinos. Se servían de él para combatir roedores de todo tipo, desafiando el juicio de la iglesia, que consideraba al animal como un ser demoníaco, en conventos y monasterios; incluso más de un santo medieval apreciaba su amistad. Por desgracia, el rebrote de los cultos paganos tras la peste negra y sus estragos (25 millones de muertos en 20 años), hacia mediados del siglo XIV, firmó la sentencia del pequeño felino, asociado a partir de entonces con los ritos “infernales”. La Inquisición, con el Papa Inocencio VIII y su edicto del año 1484, toleró el sacrificio de los gatos con ocasión de las fiestas populares. Ése fue el principio de un largo período de persecución.
QUEMADO CON LAS BRUJAS
A diferencia de perros, vacas, cerdos, etc., que eran juzgados por el tribunal, los gatos eran condenados a la vez que su dueño, brujo o bruja, y quemados vivos en la plaza pública, para gran regocijo de los mirones. Hubo que esperar al siglo XVII para que se terminasen esos malos tratos.
REHABILITACIÓN TARDÍA
A pesar de todo, numerosos hogares acogieron al gato durante este sombrío período, pero no se mencionó como animal hogareño en distintos textos hasta el siglo XVII. Escritores como Francisco de Quevedo o fabulistas como Félix María de Samaniego, y pintores de la talla de Velásquez o Murillo, describen un animal elegante y singular, cuya astucia, falsa modestia y eficacia de cazador lo convierten en un animal tan temible como su primo el zorro.
DEL SIGLO XVIII A LA ACTUALIDAD
Cuando por fin cambiaron las cosas, las persecuciones estuvieron muy cerca de diezmar la especie. Luego, la rata parda, recién llegada de Europa, trajo con ella la peste. Y en consecuencia, llegó también la rehabilitación del gato, hasta tal punto que el primero vendido al Paraguay, en 1750, fue canjeado por un lingote de oro. Estos pequeños cazadores empezaron entonces a prestar sus servicios en almacenes, oficinas, granjas y barcos. Algunas compañías de seguros exigían que los cargamentos estuvieran debidamente vigilados por todo un contingente felino en cada viaje. A mediados del siglo XIX, el gato se estableció definitivamente en los hogares, y no así el perro, que se vio relegado a la perrera.
EL BAUTIZO DE LOS GATOS
Bautizar a los gatos agita nuestras mentes,
no se trata de un popular jueguecillo.
Acaso pensaréis que me falta un tornillo
cuando alegue que un gato en su vida concilia tres nombres diferentes.
Viene primero el nombre que le da la familia,
Augusto, por ejemplo, Pedro, Alonso o Jacinto,
Víctor o Jonathán, Jorge o Perico Pinto,
todos nombres sensatos, normales, cotidianos,
aunque los hay de lujo, con ecos lisonjeros.
Hallaréis para damas y para caballeros:
Platón, Admeto, Electra, y el armonioso Uranos;
todos ellos vocablos cuerdos y cotidianos.
Pero sabed que un gato requiere un nombre suyo,
un nombre peculiar y mucho más conspicuo;
si no, ¿cómo podría su rabo alzar oblicuo,
o atusar sus bigotes o vigilar su orgullo?
De tal rango de nombres cate mentar un quórum:
¿Os gusta Munkustrap, Quaxo o Coricopato?
¿Qué tal Bombalurina, o quizá Jellylorum?
Nombres son que jamás adopta más de un gato.
Ah, pero todavía nos queda un tercer nombre,
el nombre inviolado que a nadie se dirá,
un nombre irreductible al esfuerzo del hombre;
sólo el gato lo sabe, y no lo dice, ¡quiá!
Cuando advirtáis que un gato cavila sin cesar,
la razón, de seguro, será siempre la misma:
fascinado ese gato, la mente se le abisma
pensando el pensamiento de su propio pensar
en aquel inefable,
sublime archinotable
profundo singular inescrutable Nombre.
Poema de T.E. Elliot- Premio Nobel Literatura Año 1948
Thomas Stearns Eliot nació en St. Louis, Missouri., el 26 de Septiembre de 1888. Estudió en la Universidad de Harvard y se graduó en Filosofía para más tarde trasladarse a Inglaterra con el fin de proseguir sus estudios. Sus obras tempranas "The Love Song of J. Alfred Prufrock" (1917) y 'The Waste Land' (1922) son las más reconocidas en el mundo literario. En 1948 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.
Pero su obra más popular es un pequeño libro de poemas para niños escrito en 1939 llamado 'Old Possum's Book Of Practical Cats'. 'Old Possum' es el apodo que T.S. Eliot tenía en el colegio. Andrew Lloyd Webber les puso la música a esos versos y puso en escena la famosa obra musical de Broadway y del West End Londinense, 'Cats'.
no se trata de un popular jueguecillo.
Acaso pensaréis que me falta un tornillo
cuando alegue que un gato en su vida concilia tres nombres diferentes.
Viene primero el nombre que le da la familia,
Augusto, por ejemplo, Pedro, Alonso o Jacinto,
Víctor o Jonathán, Jorge o Perico Pinto,
todos nombres sensatos, normales, cotidianos,
aunque los hay de lujo, con ecos lisonjeros.
Hallaréis para damas y para caballeros:
Platón, Admeto, Electra, y el armonioso Uranos;
todos ellos vocablos cuerdos y cotidianos.
Pero sabed que un gato requiere un nombre suyo,
un nombre peculiar y mucho más conspicuo;
si no, ¿cómo podría su rabo alzar oblicuo,
o atusar sus bigotes o vigilar su orgullo?
De tal rango de nombres cate mentar un quórum:
¿Os gusta Munkustrap, Quaxo o Coricopato?
¿Qué tal Bombalurina, o quizá Jellylorum?
Nombres son que jamás adopta más de un gato.
Ah, pero todavía nos queda un tercer nombre,
el nombre inviolado que a nadie se dirá,
un nombre irreductible al esfuerzo del hombre;
sólo el gato lo sabe, y no lo dice, ¡quiá!
Cuando advirtáis que un gato cavila sin cesar,
la razón, de seguro, será siempre la misma:
fascinado ese gato, la mente se le abisma
pensando el pensamiento de su propio pensar
en aquel inefable,
sublime archinotable
profundo singular inescrutable Nombre.
Poema de T.E. Elliot- Premio Nobel Literatura Año 1948
Thomas Stearns Eliot nació en St. Louis, Missouri., el 26 de Septiembre de 1888. Estudió en la Universidad de Harvard y se graduó en Filosofía para más tarde trasladarse a Inglaterra con el fin de proseguir sus estudios. Sus obras tempranas "The Love Song of J. Alfred Prufrock" (1917) y 'The Waste Land' (1922) son las más reconocidas en el mundo literario. En 1948 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.
Pero su obra más popular es un pequeño libro de poemas para niños escrito en 1939 llamado 'Old Possum's Book Of Practical Cats'. 'Old Possum' es el apodo que T.S. Eliot tenía en el colegio. Andrew Lloyd Webber les puso la música a esos versos y puso en escena la famosa obra musical de Broadway y del West End Londinense, 'Cats'.
Notas interesantes sobre los gatos:
Notas interesantes sobre los gatos:
Se dice que el gato mas parecido a Bastet es el Abisinio
Palabras de Ra en el Libro de los Muertos: "Yo soy el Gran gato que inauguró el árbol Yeshed en la Ciudad del Sol, aquella noche en que fueron anonadados los enemigos del Dueño del Universo."
Ra se consideraba un gato, es extraño que no fuese representado como tal.
Cuando tomamos en nuestros brazos ese cálido cuerpecito, cuando escuchamos sus ronroneos y acariciamos su suave manto, en lo que menos pensamos es en los orígenes de ese minino que nos acompaña y a quien tanto queremos y mimamos.
Los orígenes de los gatos datan de más de dos millones de años, pero su domesticación comenzó en Egipto hace aproximadamente seis mil años.
Los egipcios descubrieron que el gato era un excelente depredador y representaba la mejor manera de librarse de los ratones que se habían convertido en un serio problema para los granos. Sin embargo, el gato en Egipto no fue un simple animal de compañía o una mascota, sino que alcanzó proporciones sagradas.
Según la mitología de este pueblo, su dios, Ra, cansado de la rebelión de los hombres, envió a su hija Sekhnet, en forma de leona para que los controlara, pero ella decidió asesinarlos. A Ra no le gustó el comportamiento de su hija y envió a Onuris quién la amansó y la convirtió en Bastet.
Bastet diosa de gran bondad, personificaba la maternidad, la música, la danza y la alegría y se representaba como una elegante y estilizada mujer con cabeza de gata.
A partir del surgimiento de esta diosa, el gato se volvió un animal sagrado, las leyes lo protegían y la religión los veneraba. Se les trataba como un miembro más de la familia; si el gato moría, debía guardarse luto, de ahí que se hayan encontrado grandes cantidades de momias de gatos en excavaciones arqueológicas.
Pero no sólo la cultura egipcia adoraba a los gatos, también los Incas y en la India han aparecido referencias de gatos en textos antiguos.
El gato llegó a Europa llevado por los fenicios y los romanos. Los romanos proclamaron severas leyes y penas para proteger a los gatos; para ellos los felinos simbolizaban la victoria y los llevaban a las batallas; su diosa Libertas era representada con forma de gato.
Pero no todo fue gloria para el minino pues cayeron en desgracia cuando se les comenzó a asociar con la brujería y el satanismo. Bastaba tener un gato para ser acusado de brujería; los quemaban y mataban en ritos religiosos hasta que Napoleón Bonaparte declaró su amor por ellos con el objetivo de que se volvieran a tener gatos en las casas y de esta manera se contrarrestaran las plagas de ratas que azotaban toda Europa. Se dice que la matanza de gatos fue lo que originó la peste negra que asoló al Viejo Continente.
Colaboración de Daisy Maita Martínez - Caracas, Venezuela
Se dice que el gato mas parecido a Bastet es el Abisinio
Palabras de Ra en el Libro de los Muertos: "Yo soy el Gran gato que inauguró el árbol Yeshed en la Ciudad del Sol, aquella noche en que fueron anonadados los enemigos del Dueño del Universo."
Ra se consideraba un gato, es extraño que no fuese representado como tal.
Cuando tomamos en nuestros brazos ese cálido cuerpecito, cuando escuchamos sus ronroneos y acariciamos su suave manto, en lo que menos pensamos es en los orígenes de ese minino que nos acompaña y a quien tanto queremos y mimamos.
Los orígenes de los gatos datan de más de dos millones de años, pero su domesticación comenzó en Egipto hace aproximadamente seis mil años.
Los egipcios descubrieron que el gato era un excelente depredador y representaba la mejor manera de librarse de los ratones que se habían convertido en un serio problema para los granos. Sin embargo, el gato en Egipto no fue un simple animal de compañía o una mascota, sino que alcanzó proporciones sagradas.
Según la mitología de este pueblo, su dios, Ra, cansado de la rebelión de los hombres, envió a su hija Sekhnet, en forma de leona para que los controlara, pero ella decidió asesinarlos. A Ra no le gustó el comportamiento de su hija y envió a Onuris quién la amansó y la convirtió en Bastet.
Bastet diosa de gran bondad, personificaba la maternidad, la música, la danza y la alegría y se representaba como una elegante y estilizada mujer con cabeza de gata.
A partir del surgimiento de esta diosa, el gato se volvió un animal sagrado, las leyes lo protegían y la religión los veneraba. Se les trataba como un miembro más de la familia; si el gato moría, debía guardarse luto, de ahí que se hayan encontrado grandes cantidades de momias de gatos en excavaciones arqueológicas.
Pero no sólo la cultura egipcia adoraba a los gatos, también los Incas y en la India han aparecido referencias de gatos en textos antiguos.
El gato llegó a Europa llevado por los fenicios y los romanos. Los romanos proclamaron severas leyes y penas para proteger a los gatos; para ellos los felinos simbolizaban la victoria y los llevaban a las batallas; su diosa Libertas era representada con forma de gato.
Pero no todo fue gloria para el minino pues cayeron en desgracia cuando se les comenzó a asociar con la brujería y el satanismo. Bastaba tener un gato para ser acusado de brujería; los quemaban y mataban en ritos religiosos hasta que Napoleón Bonaparte declaró su amor por ellos con el objetivo de que se volvieran a tener gatos en las casas y de esta manera se contrarrestaran las plagas de ratas que azotaban toda Europa. Se dice que la matanza de gatos fue lo que originó la peste negra que asoló al Viejo Continente.
Colaboración de Daisy Maita Martínez - Caracas, Venezuela
GATOS ROMANOS
Gato Romano
Enviado por LunaBruna el Dom, 11/04/2010 - 20:44.
En la ciudad hay muchísimos gatos como ellas, son gatos comunes atigrados o jaspeados de pelo corto y color anaranjado, pardo o gris con rayas oscuras, algunos tienen la panza, las patas, el hocico y el cuello blancos. Están en los jardines, en los tejados, en las riberas de los ríos, en los muelles, en las playas, en las calles… Y hasta hace unos años abundaban, dicen, en el Coliseo de Roma, por eso les llaman gatos romanos. Pertenecen a la noble y antigua estirpe del Gato común europeo. Casi con toda seguridad su antepasado más conspicuo fue aquel felino dinámico y vividor llamado ‘felix lybica’ que los romanos trajeron de África y con el que poblaron Europa.
Imagen: “Mujer con gato” de Vermeyen, 1546
Ellos, los gatos romanos, Son todos iguales o todos distintos, o parecidos, o casi, o lo que sea, o nada.
Mosaico romano, S.I; Gato gordo de Cornelis Visscher, 1657; un gato de Picasso, S.XX.
Si uno de ellos es tu gato, te quiere, puedes asegurarlo, pero no le gustan los extraños. A su manera es un gran compañero: vigilante, interesado, pillo, perezoso, destrozón, cariñoso, soberbio y juguetón. Te echa de menos cuando pasas días fuera de casa pero eso no significa que sea fiel y sumiso, él siempre hace lo que quiere. Si te apetece achucharle, te ignora; si quieres leer, trabajar, dormir o estar tranquilo curioseará en tus libros, aporreará tu teclado, deambulará arriba y abajo sobre tu cuerpo adormecido o se esforzará con empeño en anidar en tu regazo.
Si le regañas o le cacheteas el culo te mirará como si fueras una rata, con esos ojos de pupilas hipnóticas… ¡Qué ojos! No hay otro animal en el mundo con unos ojos tan grandes en medio de una cara tan menuda.
Grabado de Gustave Doré. S. XIX
***
Los de la gata Flora son enormes, casi siempre amarillos y a veces verdosos; ora redondos, ora almendrados. Cuando me mira con los ojos entrecerrados me pregunto qué estará cavilando porque a buen seguro es algo que a ella le conviene y a mí no. También sus orejas hablan. Esas orejas grandes como antenas parabólicas que dirige en todas direcciones y dispone en tantas posturas como sean sus estados de ánimo.
La gata Reina, la gata Flora y las dos.
Allí, en la calle, estaba la gata Reina cuando alguien la recogió para que en una afortunada carambola de sucedidos acabara en mi casa. ¡Qué suerte la mía! ¡Cuánto echo de menos a la gata Reina! Aún no me acostumbro a su ausencia y a medida que el tiempo pasa la recuerdo cada vez más dulce y cariñosa. La gata Flora es distinta, más salvaje, más arisca, más exigente y mandona.
Miradla, duerme. Es tan plácido el sueño de gata oronda que pienso en robar un poco de su hermosa calma y corro a buscar la cámara. Está enganchada del trípode, así que tardo un poco. La preparo y quito el flash; ella es muy sensible a la luz y más si son fogonazos. Llego tarde, ya se está despertando, acaba de abrir un ojo.
El despertar de Flora
Me mira y se pregunta –lo noto- qué será esa cosa fea y negra que me deforma la cara. Perezosa, estira la patita para tocar. A ella le gusta tocar y al tiempo que adelanta la zarpa ya va preparando las uñas. Es una gata muy brava, a la que te descuidas te ha echado un golpe de uña y aunque no llegue a arañar, el pinchazo pica. Avanza la patita hacia la cámara y reclama con tono decidido:
-Déjame ver qué es eso… vamos, ¡déjame ver! ¡Venga!… no llego ¡Pesada eres, oye! Anda y que te den, no pienso estar pendiente de ti mucho tiempo, tengo más cosas en las que pensar y entretenerme.
Luego mira lejos y hace como que se olvida de mí. Lo suyo es puro imperio, casi divina. No volverá a mirarme hasta que pueda ofrecerle algo que la seduzca, quizá un cálido regazo, quizás una latita de atún. Solo entonces, ante la promesa de un bien mayor, abandonará su regia arrogancia.
***
El gato en el Libro de los enxemplos
El gato en el Libro de los enxemplosEnviado por LunaBruna el Dom, 13/09/2009 - 17:32.
Se conserva en la Biblioteca nacional un códice, al parecer de principios del siglo XV, titulado Libro de los enxemplos. No es un título extraordinario, era habitual entonces un género de literatura ejemplar que por medio de narraciones breves pretendía transmitir valores morales y buenos consejos. A las obras de este género se las conoce como ‘ejemplarios’. Cada exemplum está descrito en un pequeño cuento que ilustra la moralidad allí referida. En el folio 35 del citado manuscrito se inicia una serie de dichos cuentos agrupada bajo el epígrafe “Aquí se inicia el libro de los gatos”. Parece seguro que se trata de una traducción de las Fabulae o Narrationes del escritor anglo-latino Odon de Cheriton del siglo XIII, si bien parece que las moralejas que se dan en la versión española apuntan a ser obra de un escritor español y abundan en ellas giros y modismos que nos recuerdan la prosa de Don Juan Manuel.
El título de "Libro de los gatos" es aparentemente arbitrario, no hay nada ni en su contenido ni en las pocas fabulillas que a dicho animal se refieren que lo justifique. Algunas hipótesis apuntan a que el término gato, -catus-, era utilizado para designar a los cátaros y por extensión, en el siglo XIII, a los herejes y a las religiosidades sospechosas de ser poco claras. Supuestamente el gato ejemplificaría esas tendencias. Otras hipótesis sugieren que “gato” era un nombre popular con el que se aludía al estamento eclesiástico en general y en particular a los monjes astutos y pícaros que andaban por los caminos aprovechando su estado para espigar acá y allá y ganarse el sustento y otras canonjías sin demasiado esfuerzo.
Sea como fuere, son pocos los enxemplos del citado Libro de los gatos que siquiera nombren al gato; menos aún los que lo tienen de protagonista. Los reseño a continuación. Puedo asegurar a quien se anime a leerlos en un castellano tan arcaico que disfrutará de ellos, no tanto por lo que cuentan las fabulillas sino por lo agradable que es sintonizar con el idioma y recrearse en él.(1)
***
IX. Enxemplo del gato con el mur (2)
En un monesterio habia un gato que habia muerto todos los mures del monesterio, salvo uno que era muy grand, el cual non podia tomar. Pensó el gato en su corazón en qué manera lo podria engañar que lo podiese matar; é tanto pensó en ello que acordó entre sí que se ficiese facer la corona, é que se vistiese hábito de monje, é que se asentase con los monjes á la mesa, é estonce que habria derecho del mur; é fízolo ansí commo lo habia pensado. El mur desque vió el gato comer con los monjes, hobo muy grand placer, é cuidó, pues el gato era entrado en religion, que dende adelante que le non faria enojo ninguno, en tal manera que se vino don mur á do los monjes estaban comiendo, é comenzó á saltar acá é allá. Estonce el gato volvió los ojos commo aquel que non tenia ya ojo á vanidad nin locura ninguna, é paró el rostro muy acorde é muy homildoso; et el mur desque vió aquello fuése llegando poco á poco, et el gato desque lo vió cabe sí, echó las uñas en él muy fuertemente, é comenzóle á apretar muy fuertemente la garganta . E dijo el mur: "¿Por qué me faces tan grand crueldad que me quieres matar, siendo monje?" Estonce dijo el gato : "Non prediques agora tanto, porque yo te deje; ca, hermano, sepas que cuando me pago só monje, é cuando me pago só calonje, é por esto fago ansí."
Ansí es de muchos clérigos é de muchos ordenados en este mundo, que non pueden haber riquezas nin dignidades nin aquello que cobdician haber; estonce facen una herejía, ca fíngense de buenos é de santos, é en sus corazones son muy falsos, é muy cobdiciosos, é muy amigos del diablo, é fácense parescer al mundo tales como ángeles; et otros ha y que se meten á ser monjes por tal que les fagan priores é obispos, et por esto fácense corona, é vístense hábitos, porque puedan tomar alguna dignidad, así commo tomó el gato al mur; et maguera entiendan despues que lo han habido falsamente, por mucho que los otros prediquen que lo dejen no lo quieren dejar. En esta manera el araña fila sus telas, é ordida su trama, consúmese toda por tomar una mosca, et despues que la ha tomada, viene un viento é lleva la tela é la araña é la mosca. Ansí es de muchos clérigos escolares, que van á la corte á veces desnudos, é con grandes calenturas, é frios, é nieves, por muchos montes, por valles, é trabajando mucho, quebrantando sus carnes é sus cuerpos por cobrar algun beneficio, et despues viene la muerte é llévalo todo.
XI. Enxemplo de los mures.
Un mur que vivia en una casa, preguntó á otro mur que vivia en los campos que qué era lo que comia. El respondió: "Como duras fabas é secos granos de trigo é de ordio." Et dijo el mur de casa: "Amigo, muchas son tus viandas duras; maravilla es cómmo non eres muerto de fambre." E preguntó el de fuera al de casa: "¿Pues tú, qué comes?" Respondió el de casa: "Dígote que como buenas viandas, é buenos bocados, é bien gordos, é a vegadas pan blanco; por ende ruégote que vengas á mi posada é comerás muy bien conmigo." El mur de fuera plúgole mucho, é fuése con él para su casa, é fallaron que estaban los hommes comiendo, é los que comian á la mesa echaban migas de pan é otros bocados fuera de la mesa. El mur de casa dijo al extraño: "Sal del forado, é verás cuántos bienes caen de aquellos homes de la mesa."Estonce salió el mur extraño del forado, é tomó un bocado, é él tomando el bocado, fué el gato en pos del mur, que mala vez pudo entrar el mur en el forado, é dijo el mur de la posada: "¿Viste, viste qué buenos bocados? Muchas vegadas los como tales, é ruégote que finques aqui conmigo algunos dias."Respondió el extraño: "Buenos bocados son, mas dime si has cada dia tal compaña." E dijo el mur de la posada: "¿cuál?" Dijo el extraño: "Un gato me corrió agora, onde tan grand fué el miedo que hobe, que se me cayó el bocado de la boca é hóbelo á dejar."Estonce dijo el de la posada: "Aquel gato que tú ves, aquel mató á mi padre, é aun yo mesmo muchas veces he estado á peligro de muerte, que mala vez soy escapado de sus uñas."E dijo el extraño: "Ciertamente non querria que todo el mundo fuese mio si siempre hobiese de vevir en tal peligro; fíncate con tus bocados, ca mas quiero vevir en paz con pan é agua que non haber todas las riquezas del mundo con tal compaña como has."
Ansí es de muchos beneficiados en este mundo de iglesia, que son usureros, ó que facen simonía, que con tamaño peligro comen los bocados mal ganados, que sobre cada bocado está el gato, que se entiende por el diablo que acecha las ánimas; é mas les valdria comer pan de ordio con buena conciencia que non haber todas las riquezas deste mundo con tal compañero. Otrosí, esto mesmo se entiende á los reyes, ó á los señores, ó á los cibdadanos honrados cada uno en su estado, que quieren tomar por fuerza algo de sus vecinos, ó de sus vasallos, ó de amigos ó de enemigos, en cualquier guisa que lo puedan tomar á los hommes á tuerto ó á sin razon, é facen otros pecados mortales. Estos tales siempre está el diablo cabe ellos para los afogar, commo quier que algunos sufre nuestro Señor algunos dias, cuidando que se emendarán; mas al cabo, si non se emiendan, viene el diablo é mátalos é liévalos al infierno, onde mas se les valdria en este mundo ser pobres é lazrados, que non despues sofrir las penas para siempre.
XL. Enxemplo de la gulpeja con el gato
La gulpeja una vegada iba por un camino é encontró al gato é díjole: "Amigo, ¿cuántas maestrías sabes?" E respondió el gato: "Non sé sinon una." E dijo la gulpeja: "¿Cuál?" Dijo el gato: "Cuando los canes me van por alcanzar súbome en los árboles altos." Et dijo el gato á la gulpeja: "¿E tú cuátas sabes?" Dijo la gulpeja: "Diez y siete, é aun tengo un saco lleno, é si quisieres ven conmigo é mostrarte-he todas mis maestrías, que los canes non te puedan tomar." Et al gato plúgole mucho é otorgógelo é fuéronse amos en uno. Ellos de que se fuéron oyeron los ladridos de los perros é de los cazadores, é dijo el gato: "Amigo, oyo los perros é he grand miedo que nos alcancen." Et dijo la gulpeja: "Non quieras haber miedo, ca yo te amostraré muy bien cómmo puedas escapar de ellos." E ellos fablando, íbanse acercando los canes é los cazadores. "Ciertamente, dijo el gato, non quiero ir mas contigo, mas quiero usar de mi arte." Estonce el gato saltó en un árbol, é los canes que vieron estar el gato en el árbol, dejáronle é fueron en pos de la gulpeja, é siguiéronla tanto fasta que la alcanzaron, é el un perro por las piernas, é el otro por el espinazo, é el otro por la cabeza, comenzáronla de despedazar. Estonce comenzó dar voces el gato que estaba en el alto: "Gulpeja, abre tu saco de todas tus maestrías, ca non te valdrán nada."
Por el gato se entiende los simples é los buenos que non saben usar sinon de verdad, é de servir á Dios é facer obras para sobir al cielo. Et por la gulpeja se entiende los voceros é los abogados, ó los otros hommes de mala verdad que saben facer diez y siete engaños é mas un saco lleno, et despues viene la muerte que lieva á todos, tan bien á justos commo á pecadores. El homme justo salta en el árbol que se entiende por los cielos, é los engañosos é los malos son tomados de los diablos é llevados á los infiernos. Estonce puede decir el justo: "Gulpeja, gulpeja, abre el costal con todos tus engaños; non te podrian guarescer de los diablos." Dice Jesucristo en el Evangelio: "Quien se ensalza será humillado, é quien se humilla será ensalzado." Cualquier que en este mundo quisiere ser honrado con soberbia ó con pecado, en aquel otro mundo será abajado; et aquellos que en este mundo se quisieren humillar por su amor, serán en el otro mundo ensalzados en la gloria del paraíso.
LV. Enxemplo de los mures con el gato
Los mures llegáronse á consejo é acordaon cómmo se pondrian guardar del gato, é dijo el uno que era el mas cuerdo que los otros: "Atemos una esquila al pescuezo del gato, é podernos hemos muy bien guardar del gato, que cuando él pasare de un cabo á otro siempre oiremos la esquila." Et aqueste consejo plugo á todos; mas dijo uno: "Verdad es, mas ¿quién atará la esquila al pescuezo del gato?" E respondió el uno: "Yo non." Respondió el otro: "Yo non, que por todo el mundo yo non querria llegar á él."
Ansí acaesce muchas vegadas que los clérigos ó monjes se levantan contra sus prelados, ó otros contra sus obispos diciendo: "Pluguiese á Dios que lo hobiese tirado é que hobiésemos otro obispo ó otro abad." Esto placeria á todos; mas al cabo dice: "Quien lo acusare perderá su dignidad ó fallarse-ha mal dende, (") et dice el uno: "Yo non." Dice el otro: "Yo non." Ansí que los menores dejan acusar á los mayores mas por miedo que non por amor.
LVI. Enxemplo del mur que cayó en la cuba
El mur una vegada cayó en una cuba de vino é el gato pasaba por y, é oyó el mur do facia grand roido en el vino é non podia salir, et dijo el gato: "Por qué gritas tanto?" Respondió el mur: "Porque non puedo salir" Et dijo el gato: "¿Qué me darás si te saco?" Dijo el mur: "Darte-he cuanto tú me mandares." Et dijo el gato: "Si te yo saco quiero que des esto, que vengas á mí cuantas vegadas te llamare." Et dijo el mur: "Esto vos prometo que faré." Et dijo el gato: "Quiero que me lo jures." Et el mur prometiógelo. El gato sacó el mur del vino, é dejólo ir para su forado, é un dia el gato habia grand fambre é fué al forado del mur é díjole que viniese, et dijo el mur: "¿Non lo juraste tú á mí que saldrías cuando te llamase?" Et respondió el mur: "Hermano, beodo era cuando lo dije."
Ansí contece á muchos en este mundo cuando son dolientes é son en prisión é han algun recelo de muerte, estonce ordenan sus faciendas é ponen sus corazones de emendar los tuertos que tienen á Dios fechos é prometen de ayunar é dar limosnas é de guardarse de pecados en otras cosas semejantes á estas; mas cuando Dios los libra de peligros en que están, non han cuidado de complir el voto que prometen á Dios, antes dicen: "En peligro era é non estaba bien en mi seso, ó tambien me sacara Dios de aquel peligro aunque non prometiera nada." Ansí cuentan de una pulga que tomó un abad en su pescuezo, é comenzó á decir: "Agora te tengo; muchas vegadas me mordiste é me despertaste, mas nunca escaparás de mi mano, antes te quiero luego matar." Et dijo la pulga: "Padre santo, pues tu voluntad es de me matar ponme en tu palma porque pueda mejor confesar mis pecados, é desque fuere confesada poderme-has matar." Et el abad movióle piedad, é puso la pulga en la mano, é la pulga desque se vió en la palma dió un grand salto é fuese. Et el abad comenzóla de llamar, mas nunca la pulga se quiso tornar. Ansí es de muchos en este mundo que cuendo son escapados non pagan nada.
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(1) Más información así como la recopilación completa de las narraciones contenidas en el libro de los gatos puede encontrarse en http://parnaseo.uv.es/Lemir/Textos/Gatos/gatos.html
(2) Se me había ocurrido que mur, de mus muris, ratón, sería una de esas palabras que de puro caducas habrían defenestrado ya del diccionario académico, pero no, allí está todavía, y eso que ya en el diccionario de Autoridades de 1734 aparece descrita como una voz anticuada. En esta edición la entrada MURCIEGALO, MURCIELAGO O MURCEGUILLO es especialmente interesante: "ave muy semejante al ratón que tiene el pelo cubierto de pelo en lugar de pluma (…). Llamole murciégalo del Latino Mus, que vale Ratón, y Cielago, ciego; porque de día no ve. (…) El murciégalo, dicho en latín Vespertillo, en romance le llamamos Murciégalo, o Murciélago". En el diccionario de la RAE actualmente vigente, la entrada Murciégalo remite directamente a murciélago y no cuenta con definición propia.
***
He escogido gatos al acecho para ilustrar este capítulo. Me ha parecido la más adecuada de las actitudes en relación al tema del que tratan los enxemplos. Los gatos de este capítulo en el orden en que aparecen son los siguientes:
1.- Francisco de Goya, detalle de gatos y pájaro en el retrato de Manuel Osorio de Zúñiga. 1788
2.- Anónimo. Naturaleza muerta con ratón y gato. Siglo XVIII.
3.- Gottfried Mind, S. XVIII. Un gato enjaulado. Este artista suizo conocido como ‘El Rafael de los gatos’, era autista. Vivía rodeado de gatos y solamente con ellos se relacionaba afectivamente. Su obra tuvo un gran éxito, toda ella versa sobre gatos y la calidad de la misma le llevó a ser muy reconocido y admirado.
4.-Copia coloreada de un grabado de Gustave Doré, famosísimo y muy prolífico ilustrador francés que vivió entre 1832 y 1883.
5.-Horatio Henry Couldery. [ca. 1890] Conejos en la jaula observados por un gato.
6.- Frank Paton [1895]. Alerta
7.- George Baxter [ca. 1860] Minino dormitando. (Quizás los ratones estaban debatiendo quien iba a ponerle el cascabel al gato. Él parece dormido, pero es un gato, imposible asegurarlo).
Se conserva en la Biblioteca nacional un códice, al parecer de principios del siglo XV, titulado Libro de los enxemplos. No es un título extraordinario, era habitual entonces un género de literatura ejemplar que por medio de narraciones breves pretendía transmitir valores morales y buenos consejos. A las obras de este género se las conoce como ‘ejemplarios’. Cada exemplum está descrito en un pequeño cuento que ilustra la moralidad allí referida. En el folio 35 del citado manuscrito se inicia una serie de dichos cuentos agrupada bajo el epígrafe “Aquí se inicia el libro de los gatos”. Parece seguro que se trata de una traducción de las Fabulae o Narrationes del escritor anglo-latino Odon de Cheriton del siglo XIII, si bien parece que las moralejas que se dan en la versión española apuntan a ser obra de un escritor español y abundan en ellas giros y modismos que nos recuerdan la prosa de Don Juan Manuel.
El título de "Libro de los gatos" es aparentemente arbitrario, no hay nada ni en su contenido ni en las pocas fabulillas que a dicho animal se refieren que lo justifique. Algunas hipótesis apuntan a que el término gato, -catus-, era utilizado para designar a los cátaros y por extensión, en el siglo XIII, a los herejes y a las religiosidades sospechosas de ser poco claras. Supuestamente el gato ejemplificaría esas tendencias. Otras hipótesis sugieren que “gato” era un nombre popular con el que se aludía al estamento eclesiástico en general y en particular a los monjes astutos y pícaros que andaban por los caminos aprovechando su estado para espigar acá y allá y ganarse el sustento y otras canonjías sin demasiado esfuerzo.
Sea como fuere, son pocos los enxemplos del citado Libro de los gatos que siquiera nombren al gato; menos aún los que lo tienen de protagonista. Los reseño a continuación. Puedo asegurar a quien se anime a leerlos en un castellano tan arcaico que disfrutará de ellos, no tanto por lo que cuentan las fabulillas sino por lo agradable que es sintonizar con el idioma y recrearse en él.(1)
***
IX. Enxemplo del gato con el mur (2)
En un monesterio habia un gato que habia muerto todos los mures del monesterio, salvo uno que era muy grand, el cual non podia tomar. Pensó el gato en su corazón en qué manera lo podria engañar que lo podiese matar; é tanto pensó en ello que acordó entre sí que se ficiese facer la corona, é que se vistiese hábito de monje, é que se asentase con los monjes á la mesa, é estonce que habria derecho del mur; é fízolo ansí commo lo habia pensado. El mur desque vió el gato comer con los monjes, hobo muy grand placer, é cuidó, pues el gato era entrado en religion, que dende adelante que le non faria enojo ninguno, en tal manera que se vino don mur á do los monjes estaban comiendo, é comenzó á saltar acá é allá. Estonce el gato volvió los ojos commo aquel que non tenia ya ojo á vanidad nin locura ninguna, é paró el rostro muy acorde é muy homildoso; et el mur desque vió aquello fuése llegando poco á poco, et el gato desque lo vió cabe sí, echó las uñas en él muy fuertemente, é comenzóle á apretar muy fuertemente la garganta . E dijo el mur: "¿Por qué me faces tan grand crueldad que me quieres matar, siendo monje?" Estonce dijo el gato : "Non prediques agora tanto, porque yo te deje; ca, hermano, sepas que cuando me pago só monje, é cuando me pago só calonje, é por esto fago ansí."
Ansí es de muchos clérigos é de muchos ordenados en este mundo, que non pueden haber riquezas nin dignidades nin aquello que cobdician haber; estonce facen una herejía, ca fíngense de buenos é de santos, é en sus corazones son muy falsos, é muy cobdiciosos, é muy amigos del diablo, é fácense parescer al mundo tales como ángeles; et otros ha y que se meten á ser monjes por tal que les fagan priores é obispos, et por esto fácense corona, é vístense hábitos, porque puedan tomar alguna dignidad, así commo tomó el gato al mur; et maguera entiendan despues que lo han habido falsamente, por mucho que los otros prediquen que lo dejen no lo quieren dejar. En esta manera el araña fila sus telas, é ordida su trama, consúmese toda por tomar una mosca, et despues que la ha tomada, viene un viento é lleva la tela é la araña é la mosca. Ansí es de muchos clérigos escolares, que van á la corte á veces desnudos, é con grandes calenturas, é frios, é nieves, por muchos montes, por valles, é trabajando mucho, quebrantando sus carnes é sus cuerpos por cobrar algun beneficio, et despues viene la muerte é llévalo todo.
XI. Enxemplo de los mures.
Un mur que vivia en una casa, preguntó á otro mur que vivia en los campos que qué era lo que comia. El respondió: "Como duras fabas é secos granos de trigo é de ordio." Et dijo el mur de casa: "Amigo, muchas son tus viandas duras; maravilla es cómmo non eres muerto de fambre." E preguntó el de fuera al de casa: "¿Pues tú, qué comes?" Respondió el de casa: "Dígote que como buenas viandas, é buenos bocados, é bien gordos, é a vegadas pan blanco; por ende ruégote que vengas á mi posada é comerás muy bien conmigo." El mur de fuera plúgole mucho, é fuése con él para su casa, é fallaron que estaban los hommes comiendo, é los que comian á la mesa echaban migas de pan é otros bocados fuera de la mesa. El mur de casa dijo al extraño: "Sal del forado, é verás cuántos bienes caen de aquellos homes de la mesa."Estonce salió el mur extraño del forado, é tomó un bocado, é él tomando el bocado, fué el gato en pos del mur, que mala vez pudo entrar el mur en el forado, é dijo el mur de la posada: "¿Viste, viste qué buenos bocados? Muchas vegadas los como tales, é ruégote que finques aqui conmigo algunos dias."Respondió el extraño: "Buenos bocados son, mas dime si has cada dia tal compaña." E dijo el mur de la posada: "¿cuál?" Dijo el extraño: "Un gato me corrió agora, onde tan grand fué el miedo que hobe, que se me cayó el bocado de la boca é hóbelo á dejar."Estonce dijo el de la posada: "Aquel gato que tú ves, aquel mató á mi padre, é aun yo mesmo muchas veces he estado á peligro de muerte, que mala vez soy escapado de sus uñas."E dijo el extraño: "Ciertamente non querria que todo el mundo fuese mio si siempre hobiese de vevir en tal peligro; fíncate con tus bocados, ca mas quiero vevir en paz con pan é agua que non haber todas las riquezas del mundo con tal compaña como has."
Ansí es de muchos beneficiados en este mundo de iglesia, que son usureros, ó que facen simonía, que con tamaño peligro comen los bocados mal ganados, que sobre cada bocado está el gato, que se entiende por el diablo que acecha las ánimas; é mas les valdria comer pan de ordio con buena conciencia que non haber todas las riquezas deste mundo con tal compañero. Otrosí, esto mesmo se entiende á los reyes, ó á los señores, ó á los cibdadanos honrados cada uno en su estado, que quieren tomar por fuerza algo de sus vecinos, ó de sus vasallos, ó de amigos ó de enemigos, en cualquier guisa que lo puedan tomar á los hommes á tuerto ó á sin razon, é facen otros pecados mortales. Estos tales siempre está el diablo cabe ellos para los afogar, commo quier que algunos sufre nuestro Señor algunos dias, cuidando que se emendarán; mas al cabo, si non se emiendan, viene el diablo é mátalos é liévalos al infierno, onde mas se les valdria en este mundo ser pobres é lazrados, que non despues sofrir las penas para siempre.
XL. Enxemplo de la gulpeja con el gato
La gulpeja una vegada iba por un camino é encontró al gato é díjole: "Amigo, ¿cuántas maestrías sabes?" E respondió el gato: "Non sé sinon una." E dijo la gulpeja: "¿Cuál?" Dijo el gato: "Cuando los canes me van por alcanzar súbome en los árboles altos." Et dijo el gato á la gulpeja: "¿E tú cuátas sabes?" Dijo la gulpeja: "Diez y siete, é aun tengo un saco lleno, é si quisieres ven conmigo é mostrarte-he todas mis maestrías, que los canes non te puedan tomar." Et al gato plúgole mucho é otorgógelo é fuéronse amos en uno. Ellos de que se fuéron oyeron los ladridos de los perros é de los cazadores, é dijo el gato: "Amigo, oyo los perros é he grand miedo que nos alcancen." Et dijo la gulpeja: "Non quieras haber miedo, ca yo te amostraré muy bien cómmo puedas escapar de ellos." E ellos fablando, íbanse acercando los canes é los cazadores. "Ciertamente, dijo el gato, non quiero ir mas contigo, mas quiero usar de mi arte." Estonce el gato saltó en un árbol, é los canes que vieron estar el gato en el árbol, dejáronle é fueron en pos de la gulpeja, é siguiéronla tanto fasta que la alcanzaron, é el un perro por las piernas, é el otro por el espinazo, é el otro por la cabeza, comenzáronla de despedazar. Estonce comenzó dar voces el gato que estaba en el alto: "Gulpeja, abre tu saco de todas tus maestrías, ca non te valdrán nada."
Por el gato se entiende los simples é los buenos que non saben usar sinon de verdad, é de servir á Dios é facer obras para sobir al cielo. Et por la gulpeja se entiende los voceros é los abogados, ó los otros hommes de mala verdad que saben facer diez y siete engaños é mas un saco lleno, et despues viene la muerte que lieva á todos, tan bien á justos commo á pecadores. El homme justo salta en el árbol que se entiende por los cielos, é los engañosos é los malos son tomados de los diablos é llevados á los infiernos. Estonce puede decir el justo: "Gulpeja, gulpeja, abre el costal con todos tus engaños; non te podrian guarescer de los diablos." Dice Jesucristo en el Evangelio: "Quien se ensalza será humillado, é quien se humilla será ensalzado." Cualquier que en este mundo quisiere ser honrado con soberbia ó con pecado, en aquel otro mundo será abajado; et aquellos que en este mundo se quisieren humillar por su amor, serán en el otro mundo ensalzados en la gloria del paraíso.
LV. Enxemplo de los mures con el gato
Los mures llegáronse á consejo é acordaon cómmo se pondrian guardar del gato, é dijo el uno que era el mas cuerdo que los otros: "Atemos una esquila al pescuezo del gato, é podernos hemos muy bien guardar del gato, que cuando él pasare de un cabo á otro siempre oiremos la esquila." Et aqueste consejo plugo á todos; mas dijo uno: "Verdad es, mas ¿quién atará la esquila al pescuezo del gato?" E respondió el uno: "Yo non." Respondió el otro: "Yo non, que por todo el mundo yo non querria llegar á él."
Ansí acaesce muchas vegadas que los clérigos ó monjes se levantan contra sus prelados, ó otros contra sus obispos diciendo: "Pluguiese á Dios que lo hobiese tirado é que hobiésemos otro obispo ó otro abad." Esto placeria á todos; mas al cabo dice: "Quien lo acusare perderá su dignidad ó fallarse-ha mal dende, (") et dice el uno: "Yo non." Dice el otro: "Yo non." Ansí que los menores dejan acusar á los mayores mas por miedo que non por amor.
LVI. Enxemplo del mur que cayó en la cuba
El mur una vegada cayó en una cuba de vino é el gato pasaba por y, é oyó el mur do facia grand roido en el vino é non podia salir, et dijo el gato: "Por qué gritas tanto?" Respondió el mur: "Porque non puedo salir" Et dijo el gato: "¿Qué me darás si te saco?" Dijo el mur: "Darte-he cuanto tú me mandares." Et dijo el gato: "Si te yo saco quiero que des esto, que vengas á mí cuantas vegadas te llamare." Et dijo el mur: "Esto vos prometo que faré." Et dijo el gato: "Quiero que me lo jures." Et el mur prometiógelo. El gato sacó el mur del vino, é dejólo ir para su forado, é un dia el gato habia grand fambre é fué al forado del mur é díjole que viniese, et dijo el mur: "¿Non lo juraste tú á mí que saldrías cuando te llamase?" Et respondió el mur: "Hermano, beodo era cuando lo dije."
Ansí contece á muchos en este mundo cuando son dolientes é son en prisión é han algun recelo de muerte, estonce ordenan sus faciendas é ponen sus corazones de emendar los tuertos que tienen á Dios fechos é prometen de ayunar é dar limosnas é de guardarse de pecados en otras cosas semejantes á estas; mas cuando Dios los libra de peligros en que están, non han cuidado de complir el voto que prometen á Dios, antes dicen: "En peligro era é non estaba bien en mi seso, ó tambien me sacara Dios de aquel peligro aunque non prometiera nada." Ansí cuentan de una pulga que tomó un abad en su pescuezo, é comenzó á decir: "Agora te tengo; muchas vegadas me mordiste é me despertaste, mas nunca escaparás de mi mano, antes te quiero luego matar." Et dijo la pulga: "Padre santo, pues tu voluntad es de me matar ponme en tu palma porque pueda mejor confesar mis pecados, é desque fuere confesada poderme-has matar." Et el abad movióle piedad, é puso la pulga en la mano, é la pulga desque se vió en la palma dió un grand salto é fuese. Et el abad comenzóla de llamar, mas nunca la pulga se quiso tornar. Ansí es de muchos en este mundo que cuendo son escapados non pagan nada.
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(1) Más información así como la recopilación completa de las narraciones contenidas en el libro de los gatos puede encontrarse en http://parnaseo.uv.es/Lemir/Textos/Gatos/gatos.html
(2) Se me había ocurrido que mur, de mus muris, ratón, sería una de esas palabras que de puro caducas habrían defenestrado ya del diccionario académico, pero no, allí está todavía, y eso que ya en el diccionario de Autoridades de 1734 aparece descrita como una voz anticuada. En esta edición la entrada MURCIEGALO, MURCIELAGO O MURCEGUILLO es especialmente interesante: "ave muy semejante al ratón que tiene el pelo cubierto de pelo en lugar de pluma (…). Llamole murciégalo del Latino Mus, que vale Ratón, y Cielago, ciego; porque de día no ve. (…) El murciégalo, dicho en latín Vespertillo, en romance le llamamos Murciégalo, o Murciélago". En el diccionario de la RAE actualmente vigente, la entrada Murciégalo remite directamente a murciélago y no cuenta con definición propia.
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He escogido gatos al acecho para ilustrar este capítulo. Me ha parecido la más adecuada de las actitudes en relación al tema del que tratan los enxemplos. Los gatos de este capítulo en el orden en que aparecen son los siguientes:
1.- Francisco de Goya, detalle de gatos y pájaro en el retrato de Manuel Osorio de Zúñiga. 1788
2.- Anónimo. Naturaleza muerta con ratón y gato. Siglo XVIII.
3.- Gottfried Mind, S. XVIII. Un gato enjaulado. Este artista suizo conocido como ‘El Rafael de los gatos’, era autista. Vivía rodeado de gatos y solamente con ellos se relacionaba afectivamente. Su obra tuvo un gran éxito, toda ella versa sobre gatos y la calidad de la misma le llevó a ser muy reconocido y admirado.
4.-Copia coloreada de un grabado de Gustave Doré, famosísimo y muy prolífico ilustrador francés que vivió entre 1832 y 1883.
5.-Horatio Henry Couldery. [ca. 1890] Conejos en la jaula observados por un gato.
6.- Frank Paton [1895]. Alerta
7.- George Baxter [ca. 1860] Minino dormitando. (Quizás los ratones estaban debatiendo quien iba a ponerle el cascabel al gato. Él parece dormido, pero es un gato, imposible asegurarlo).
El gato y su mariposa
El gato y su mariposaEnviado por LunaBruna el Sáb, 22/08/2009 - 22:48.
Amigos, aunque sé que estáis dedicados a temas de verdad, yo sigo a lo mío y ahora que ando inspirada voy a darle un empujoncillo a ese asunto gatuno que tengo entre manos antes de que de me invada la molicie y lo deje de nuevo en el cajón, durmiendo un año más.
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Pues bien, os cuento que a los gatos les encantan las flores, y viene al caso que lo diga porque si hay un animal en el mundo capaz de desconcertar de verdad a un gato, es la mariposa. Y eso es así porque las mariposas son de sí desconcertantes y, además, el gato no llega a entender cómo es posible que vuele una flor.
Recuerdo que leí un cuento sobre eso y pienso que será más cómodo recurrir a él que redactar por mi cuenta este artículo, así que vamos allá.
MARIPOSA
Eduardo Pérsico. Cerca del fuego azul. Cuentos.
Llegó setiembre y la primavera ya vistió al ciruelo de mi vecino con florcitas colorinches.
Y ni bien una mariposa sobrevoló a mi gato Fidel, recordé que el dibujo en cada ala de mariposa es un código a perpetuar en su especie, un signo irrepetible. El diseño suele ser igual a primera mirada, pero un rasgo de ala que difiere, desvío imperceptible o la más tenue decoloración, transmite los datos del "insecto lepidóptero"; y yo le preguntaría ahora a los entomólogos si es de gente seria nombrar así a una mariposa, que aunque no pese un gramo, comprende de un vistazo el recóndito rasgo de su especie y vuela a comunicar esa herencia mariposera por el planeta entero. Entonces gato Fidel, no litigues el dominio del patio con las mariposas; esa impecable armonía de los dioses que ningún bicho humano puede modificar; y entendé que ellas son imbatibles por esconder una celulita misteriosa nadie sabe dónde, y participan del plan burlón y gigantesco a soplo vital y ala diminuta.
Con un vuelo fortuito la mariposa desorienta de nuevo a Fidel, y supongo que a los gatos los perjudicó el desmesurado homenaje gatuno que se les ha rendido. Para Charles Baudelaire los gatos eran bellos porque sugerían lujo y voluptuosidad; Víctor Hugo aseguró que Dios creó al gato para dar al hombre la dicha de acariciar un tigre; y yo mismo, ahora, le ruego a Fidel que baje de la pared y no se humille ante una invicta mariposa.
Imágenes anteriores:
Primera: El gato entre las flores de Kakizaki Hakyo, pintor japonés del período Edo, 1764-1826
Segunda: Oleo de John Woodhouse Audubon (1812-1862). Gato acechando a una mariposa.
Tercera: detalle de una pintura erótica japonesa de Utagawa Kunisada (1786 - 1865) titulada ‘Gato jugando’, 1827
FIN
El gato negro y su bruja
El gato negro y su bruja
Enviado por LunaBruna el Jue, 20/08/2009 - 22:59.
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Una bruja y su gato. Dibujo de Arthur Rackham (1867-1939), famoso ilustrador de libros y cuentos.
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Es sabido que cualquier bruja respetable tiene un gato negro. Los gatos negros son, de entre todos los gatos, los que más y mejor se comunican con las mujeres. Y muy especialmente si éstas son brujas.
Pues sí. Se sabe desde antiguo que el gato negro es regalón con las brujas y emite un maullido largo, eufónico, bien modulado y lleno de intenciones y secretos cuando una de ellas lo toma en sus brazos. También afirman que las brujas entienden el lenguaje de los gatos negros sin dificultad. Por eso, desde antiguo, aquellos que viven atemorizados por lo diabólico han podido demostrar que una mujer es bruja cuando poniendo un gato negro en sus brazos observan que éste se acomoda zalamero a ella, y le habla. Y lo hacen a mala idea, ¡como si ser bruja estuviera contraindicado!
Pues bien, siendo tan mágicos los gatos negros que pueden hablar cuando quieren, en tiempos de ignorancia profunda, les sobrevino la mala suerte.
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Tres brujas con gato, de Augustin Théodule Ribot. 1823-1891
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Y esto ocurrió porque allá por los siglos XII y XIII, los hombres de religión se obsesionaron pensando en el mucho peligro que corría la iglesia amenazada por los bogómilos, los valdenses y los cátaros y acosada por los turcos y los árabes. Y, por si esto fuera poco, por ahí andaban los judíos con sus extraños ritos alquímicos y cabalísticos. Para exorcizar tanto peligro, demonizaron a los herejes acusándoles de celebrar ceremonias orgiásticas en las que se cometían incestos, bestialismo, infanticidio y canibalismo. Se afirmaba que el diablo en persona con una corte de satélites y adláteres, entre ellos las brujas, presidía las orgías de los herejes y solía hacerlo bajo la forma de un animal, la mayoría de las veces un gato negro o un carnero.
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Brujas y gatos en los Caprichos de Goya. 1799
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Cuando aquella etapa se superó, y no fue pronto, el gato negro y las brujas habían quedado estigmatizados. Desde entonces -y aún ahora para algunos ignorantes- gato negro y mujer vieja simbolizaron el mal y la mala suerte. Son tan necios los que tal piensan que en su penuria cultural, los mantienen a ambos, bruja y gato, asociados a las tinieblas y a la muerte.
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Hans Baldung (Grien) El Sabbath de las brujas. Grabado en madera de 1510, elgatito en la esquina inferior derecha.
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Pero claro, quienes no odian a las brujas tampoco temen a los gatos negros. Para algunos tiene solamente cualidades mágicas y maravillosas. Algunas mujeres no se casarían sin acariciar antes el reluciente lomo de un gatazo negro. Otras no estrenarían jamás una casa sin que antes un gato negro se paseara libremente por ella e indicara los rincones más propicios. Y muchos navegantes y pescadores no saldrían a la mar sin dejar en casa a un gato negro que garantizara un bien viaje y un seguro regreso. ¡Ah, se me olvidaba! He oído contar que todo gato negro tiene al menos un pelo blanco y que quien lo encuentra y lo guarda, corona con éxito todas sus empresas.
No siempre los gatos negros viven con una bruja. A veces el gato elije para vivir a una familia normal de padres disciplinados con niños que se comen todo lo que hay en el plato y se lavan los dientes dos veces cada día. Lo hacen así porque suelen ser casas cálidas y los gatos negros no soportan el frío. Pero estad seguros de que no lejos, quizás en el piso de arriba, en la casa de enfrente o en la azotea del tejado vecino, vive su bruja amiga: aquella con la que puede hablar de cualquier cosa y que guisa mejor que nadie las patas de cabra, los dientes de león y las lenguas de serpiente en su caldero ahumado y negro y con la que comparte los más genuinos rincones de la noche.
Preparación de una orgía (Sabbath) de brujas y todos sus animales totémicos. Los gatos, como debe ser, están en la zona de la chimenea, buscando el calorcillo del fuego. Dibujo en tinta sobre papel de Frans Francken 1581-1642
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El divino gato egipcio
El divino gato egipcioEnviado por LunaBruna el Dom, 28/12/2008 - 18:31.
Egipto, el gato divinizado
Probablemente por su acreditada habilidad para proteger los graneros de la voracidad de los roedores y también por ser un habilidoso cazador de serpientes, fue aceptado en los hogares y domesticado. Pronto aquel gato apacible que ronroneaba hecho un ovillo y estaba siempre presto y atento a defender la casa de los ratones, conquistó el favor de las familias egipcias y el corazón de sus amos. Recibió diversos nombres como MAU o MIU, aunque el nombre común que con más frecuencia aparece en los jeroglíficos egipcios es Qato, del cual proceden el clásico cattus romano, el griego katos o el árabe quett, además de los modernos gato, gatto, katta, katze, kat, cat, chat etc.
Gatitas y gatitos de bronce, felizmente acomodados en sus hogares egipcios.
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El nombre del gato.
(Cita tomada de http://www.egiptologia.com/content/view/462/73/)
“MIU-AAU (MIUTY)
ICONOGRAFÍA: Gato armado con un cuchillo, aniquilando a la serpiente Apofis.
Con este nombre o bajo epítetos derivados, se agrupan varias divinidades del Mundo Subterráneo ya que el origen de esta denominación no deja de ser curiosa ya que nace del vocablo “Miu”, que en egipcio antiguo servía para designar la palabra “gato”. Es una perfecta onomatopeya. Más tarde, figura en cualquiera de los libros religiosos o geográficos del Más Allá, como una deidad perteneciente al ámbito solar, ya que los felinos representaban siempre al sol y a los defensores de éste. Generalmente cumplían la labor de eliminar, sobre todo, a las serpientes malignas, animal que por otra parte fue el que con más frecuencia y ferocidad atacaba al Sol. Por ello y cumpliendo el papel del “Gran Gato de Heliópolis”, se encuentra al pie de una peséa (o árbol ished ) armado con un cuchillo y aniquilando a la serpiente Apofis, serpiente que cada día intenta interrumpir el periplo solar.
Por otro lado, en los Textos de los Sarcófagos, se explica con precisión que el “Gran Gato” es el aspecto defensor del dios solar.”
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Más adelante, por su capacidad para ver en la oscuridad y el enorme agrandamiento de sus pupilas, se le vinculó directamente con el sol y la luna, con el ritmo de las mareas y los ciclos de fertilidad de la tierra, por lo que adquirió un status casi divino.
Su vinculación con la divinidad le procuró la protección de las leyes y surgió en torno a él un culto que se personalizó en la diosa gata Bastet, hija de Isis y de Osiris que añadía a los atributos de sus progenitores los suyos propios: la sensualidad y la fertilidad. La Diosa-Gata BASTET aparece representada con cuerpo humano y cabeza de gato, habitualmente vestida con túnica larga de escote en pico y encajes muy elaborados. Fue venerada durante casi 2.000 años, siendo Bubastis, hoy Tell-Basta, el principal centro de culto a la diosa.
La diosa Bastet y sus gatos
La muerte del gato de la casa constituía una auténtica tragedia. La familia se ponía de luto y se afeitaba la cabeza y las cejas. El animal era embalsamado y enterrado en importantes necrópolis gatunas como la descubierta en 1888 en la ciudad de Beni Hasan en la que se hallaron cerca de 300.000 momias de gato embalsamadas, algunas de ellas metidas en sus pequeños sarcófagos de forma gatuna.
Sarcófagos
Como aquello ocurrió en un tiempo en el que las momias estaban muy solicitadas, pensaron hallarse los descubridores ante un tesoro inesperado, y más de veinte toneladas de momia de gato fueron embarcadas en las bodegas de un carguero rumbo a Liverpool, donde fueron subastadas y utilizadas como fertilizante de la campiña inglesa.
Momias halladas en la necrópolis de Beni Hasa
El gato egipcio, precioso y divinizado, estaba extremadamente protegido por las leyes y era considerado patrimonio nacional. Las leyes penaban con la muerte a los contrabandistas que osaran sacarlo de las fronteras de Egipto, pero era un bien tan valorado y deseado que no fueron pocos los aventureros y comerciantes que intentaron ‘robar’ tan preciada joya hasta que al fin lo consiguieron. Ya en el siglo I lo encontramos en los hogares romanos y griegos, poco después en la Galia, Britania, Hispania… Y pronto, perfectamente asentado en toda Europa.
Laika, de perra callejera a héroe espacial
........Laika, de perra callejera a héroe espacial
Tras el exitoso lanzamiento al espacio del primer satélite, el Sputnik I, el 4 de octubre de 1957, el Gobierno soviético se apresuró en mandar otro rápidamente, esta vez con tripulación.
La elegida sería una perrita que habían recogido vagando por las calles de Moscú y a la que habían sometido a toda clase de entrenamientos aeronáuticos. Se barajaron varios nombres para el animal y finalmente el elegido fue Laika.
La fecha prevista para el lanzamiento era el 3 de noviembre de aquel mismo año. El máximo mandatario de la URSS, Nikita Jrushchov quería que el satélite estuviera en órbita coincidiendo con el 40º aniversario de la Revolución Bolchevique.
Se aceleró todo el proceso y puesta en marcha del proyecto, sin pensar en el método de retorno del satélite y el animal. En cuatro semanas se tuvo todo listo y a punto para el lanzamiento.
A las 19:12h del 3 de noviembre de 1957, el Sputnik 2 fue puesto en órbita, conteniendo en su interior al primer ser vivo que viajaba al espacio: la perrita Laika.
El lanzamiento se realizó desde el Cosmódromo de Baikonur (actual Kazajistán) y se llevó el control de las constantes vitales del animal telemétricamente.
Laika llevaba suficiente comida, en forma de compota, como para sobrevivir varios días, en los que el satélite estaría orbitando y, en aquel entonces, se dio como explicación que al cuarto día de estar en el espacio se dejó de recibir la señal desde el Sputnik 2 y que, posiblemente, el animal vivió entre cuatro días y una semana.
Pero en realidad, el tiempo que sobrevivió desde el momento en que el satélite fue lanzado, había sido entre cinco y siete horas. Momento en el que se había dejado de recibir las señales con las constantes de Laika, un hecho que se ocultó durante más de 40 años. Después de cuatro décadas, se supo que el animal falleció a las pocas horas de estar en el espacio a causa de un sobrecalentamiento y al estrés producido por la misión.
Los responsables del lanzamiento sabían desde un principio que el satélite no estaba preparado para poder regresar a la tierra y que la perra moriría en el transcurso de la misión.
El Sputnik 2 estuvo en el espacio durante 163 días, en el que orbitó la tierra en 2.570 veces. El 14 de abril de 1958 entró en contacto con la atmosfera, explotó y los pocos restos que quedarían de Laika se convirtieron en ceniza.
A lo largo de los años, Laika ha perdurado como un icono que ha estado presente en la cultura de, prácticamente, todo el planeta.
He consultado news.bbc.co.uk - dogsinthenews.
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